Sombras tenebrosas, la última película de Tim Burton, está basada en la serie de televisión Dark Shadows creada por Dan Curtis y emitida por la ABC a finales de los sesenta. Consiste en una comedia de terror construida a base del manido argumento de colocar un personaje dentro de un universo que le resulta completamente extraño. En este caso se trata de Barnabas Collins (Johnny Depp), un vampiro hechizado por una bruja despechada que, tras doscientos años, despierta en la América de los años setenta para levantar el negocio familiar.
Tristemente, estamos ante una película absolutamente impersonal, hecha como churros y sin ganas, como si el director estuviese más centrado en lo que parece va a ser su particular bombazo a finales de año: Frankenweenie. El guión, de Seth Grahame-Smith, lejos de ser una historia bien hilada, parece más bien una sucesión de gags inconexos entre sí (algunos buenos, todo hay que decirlo) surgidos automáticamente a partir de la premisa en la que se basa la historia.
La caracterización me parece forzada, la fotografía es aceptable y las interpretaciones son correctas, pero la película en su totalidad deja indiferente. Eso sí, el erotismo que desprende Eva Green es de agradecer, y mucho.