lunes, 10 de mayo de 2010

STRÓMBOLI, TIERRA DE DIOS, Roberto Rossellini (1950) [6'8/10]

La historia comienza en un campo de concentración en la Italia de posguerra, en 1948. Aquí está Karin (Ingrid Bergman), quien quiere irse de allí cuanto antes, pero el permiso le es denegado por no tener dinero para partir. La única forma de hacerlo es casándose con Antonio (Mario Vitale), un soldado, con quien se va a vivir al pueblo de éste, Strómboli. Lo que Karin no sabe es que ha salido de un campo de concentración para meterse en otro, pues ya desde un principio vemos que Antonio no es del todo una persona de fiar. Pero eso ahora a Karin no le importa, quiere salir de ahí como sea. Al llegar a Strómboli la mujer se da cuenta de lo poco a gusto que va a estar: Strómboli es un viejo pueblo de pescadores semiabandonado, con la constante amenaza de los volcanes de alrededor. Incluso la gente que vivía allí se marchó porque no aguantaba más, ¿cómo va a poder Karin resistirlo aún sin estar acostumbrada?

Karin tratará de encontrar consuelo en el cura del pueblo, que únicamente le dice que tiene que sufrir, aguantar, humillarse y rezar. Únicamente le pide paciencia, no le da soluciones. La incomunicación que siente Karin es total, viéndose reflejada en su máximo esplendor cuando le suplica al niño que le hable, que le diga algo. Karin tratará de adaptarse a su nueva vida, pero cada vez le es más difícil: malas miradas de los vecinos, celos de su marido, etc.

Creo que en el personaje de Karin puede rastrearse la figura de Jesús. La mujer pasa todo un calvario. Desde el principio hasta el final de la película va de mal en peor, teniendo únicamente un mínimo respiro cuando su marido no está y tiene tiempo para aderezar la casa, algo que, por cierto, no gusta a su marido cuando vuelve. El sufrimiento que va experimentando Karin llega a su clímax, y de nuevo aquí podemos encontrar en cierto modo la figura de Jesús, cuando, en la cima del volcán, invocando a Dios, dice, refiriéndose a los habitantes del pueblo, “no saben lo que hacen”.
Strómboli, tierra de Dios es una película interesante de Roberto Rossellini que, a pesar de que no es cien por cien neorrealista (usa actores profesionales, y es sabido que ya cuando se casó con Ingrid Bergman el director romano fue abandonando el neorrealismo), sí hay quien la mete en ese mismo saco por presentar algunas características similares. Aquí también la vamos a enmarcar dentro del Neorrealismo italiano.


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