Sabía que Danzad, danzad, malditos era una película, que probablemente estaría basada en alguna novela, y de hecho conocía la expresión “danzad malditos”, la cual invitaba a ver la película, prometía bastante. Pero tras ver la obra de Sydney Pollack un servidor se ha llevado una decepción bastante grande.
El argumento, básicamente, consiste en que un elevado número de parejas se mete en un concurso para ver quién aguanta más tiempo bailando, y la pareja ganadora se llevará 1.500 dólares. No me ha atraído, no me ha parecido un argumento lo suficientemente interesante, y a partir de ahí, pues he tratado de disfrutar con los pocos momentos en los que la película me ha proporcionado algo de miga. Ningún personaje me ha generado empatía, ¡no digamos ya identificarme con él!, y la película me ha parecido aburrida. No lenta, no, aburrida.
Que sí, que eso de criticar a la sociedad del espectáculo, a la forma en que tenemos de divertirnos a costa de las desgracias de los demás, está muy bien, pero no estaría de más que fuese mediante un argumento más entretenido que el que presenta la obra.
La historia se desarrolla en el contexto de la Gran Depresión, cuando la gente era capaz de cualquier cosa con tal de llevarse algo a la boca, como si tenía que hacer el ridículo bailando hasta la muerte (en el caso del marinero, ¡literal!) delante de otras personas que, precisamente a base de reírse de ellos, escapaban también de esa terrible crisis económica y malestar social.
A medida que transcurre la película se van intercalando fragmentos de la escena de la detención y posterior juicio contra Robert (Michael Sarrazin) por haber matado a Gloria (Jane Fonda), anticipando en cierto modo lo que va a pasar, aunque el espectador no lo sabe. De hecho, la ambientación de dichas escenas, de carácter onírico, tampoco ayuda a comprender que se trata de un flashforward.
Los actores por lo general cumplen, destacando sobre todo el oscarizado Gig Young (que interpreta al presentador Rocky) y Susannah York, que interpreta a Alice, cuya mirada de loca en la ducha difícilmente puede estar mejor interpretada.
Creo que el querer criticar esa sociedad del espectáculo es algo muy positivo, y también valoro que Pollack se haya atrevido a hacerlo a través del cine (cayendo así en una curiosa paradoja), pero, si bien a esas parejas que estaban tan agotadas y tan exhaustas de tanto bailar se les decía “danzad, danzad, malditos”, no sería descabellado titular el filme Visionad, visionad, malditos, porque uno acaba igual de exhausto y de cansado tras ver este tostón de Pollack.
El argumento, básicamente, consiste en que un elevado número de parejas se mete en un concurso para ver quién aguanta más tiempo bailando, y la pareja ganadora se llevará 1.500 dólares. No me ha atraído, no me ha parecido un argumento lo suficientemente interesante, y a partir de ahí, pues he tratado de disfrutar con los pocos momentos en los que la película me ha proporcionado algo de miga. Ningún personaje me ha generado empatía, ¡no digamos ya identificarme con él!, y la película me ha parecido aburrida. No lenta, no, aburrida.
Que sí, que eso de criticar a la sociedad del espectáculo, a la forma en que tenemos de divertirnos a costa de las desgracias de los demás, está muy bien, pero no estaría de más que fuese mediante un argumento más entretenido que el que presenta la obra.
La historia se desarrolla en el contexto de la Gran Depresión, cuando la gente era capaz de cualquier cosa con tal de llevarse algo a la boca, como si tenía que hacer el ridículo bailando hasta la muerte (en el caso del marinero, ¡literal!) delante de otras personas que, precisamente a base de reírse de ellos, escapaban también de esa terrible crisis económica y malestar social.
A medida que transcurre la película se van intercalando fragmentos de la escena de la detención y posterior juicio contra Robert (Michael Sarrazin) por haber matado a Gloria (Jane Fonda), anticipando en cierto modo lo que va a pasar, aunque el espectador no lo sabe. De hecho, la ambientación de dichas escenas, de carácter onírico, tampoco ayuda a comprender que se trata de un flashforward.
Los actores por lo general cumplen, destacando sobre todo el oscarizado Gig Young (que interpreta al presentador Rocky) y Susannah York, que interpreta a Alice, cuya mirada de loca en la ducha difícilmente puede estar mejor interpretada.
Creo que el querer criticar esa sociedad del espectáculo es algo muy positivo, y también valoro que Pollack se haya atrevido a hacerlo a través del cine (cayendo así en una curiosa paradoja), pero, si bien a esas parejas que estaban tan agotadas y tan exhaustas de tanto bailar se les decía “danzad, danzad, malditos”, no sería descabellado titular el filme Visionad, visionad, malditos, porque uno acaba igual de exhausto y de cansado tras ver este tostón de Pollack.
Siento discrepar en este caso, yo vi la película en su día y me impactó, creo que sin duda es lo más comprometido que hizo Pollack, para mi, refleja de una forma metafórica las depresiones psicológicas del pueblo americano después de cualquier traspié de su “intocable” sistema.
ResponderEliminarHola Ángel!
ResponderEliminarYo la verdad es que es lo único que he visto de Pollack, así que puede ser que me haya lanzado al vacío demasiado pronto. Pero no sé, fue esa la sensación que me dio. Quizá en futuras veces que la vea la aprecio más.
Un saludo, y gracias por visitarme ;)