La película se divide en seis capítulos que tienen como contexto la ocupación de Italia por parte de las tropas nazifascistas en el momento en que llegan las tropas aliadas angloamericanas.
Es la peor película de Rossellini que he visto hasta el momento, me ha parecido bastante aburrida y, por lo tanto, pesada de seguir. Pero no por la complejidad de la trama, que en verdad es bastante simple, sino por el hecho de que en ningún momento la historia me ha atrapado para sumergirme en ella. Ninguno de los capítulos, por lo general, me ha generado el más mínimo interés.
De tener que quedarme con alguno de los capítulos, me quedaría con el quinto, en el que tres capellanes americanos llegan a un convento donde dos de ellos, por ser uno judío y el otro protestante, son marginados por el resto de frailes, que, al vivir encerrados y no tener contacto con lo que está pasando en el exterior, son incapaces de comprender las inclinaciones religiosas de los capellanes, a diferencia del tercer compañero, que sí las entiende, aún siendo tan católico como los frailes.
Rossellini, en su línea neorrealista, rodó Paisá con un estilo cuasidocumental, donde me atrevería a decir que incluso se ven imágenes reales, pero ni por asomo llega al dramatismo que consiguió anteriormente con la que, a mi juicio, no sólo es la mejor película de Rossellini, sino una de las mejores obras de la historia del cine: Roma, ciudad abierta.
Es la peor película de Rossellini que he visto hasta el momento, me ha parecido bastante aburrida y, por lo tanto, pesada de seguir. Pero no por la complejidad de la trama, que en verdad es bastante simple, sino por el hecho de que en ningún momento la historia me ha atrapado para sumergirme en ella. Ninguno de los capítulos, por lo general, me ha generado el más mínimo interés.
De tener que quedarme con alguno de los capítulos, me quedaría con el quinto, en el que tres capellanes americanos llegan a un convento donde dos de ellos, por ser uno judío y el otro protestante, son marginados por el resto de frailes, que, al vivir encerrados y no tener contacto con lo que está pasando en el exterior, son incapaces de comprender las inclinaciones religiosas de los capellanes, a diferencia del tercer compañero, que sí las entiende, aún siendo tan católico como los frailes.
Rossellini, en su línea neorrealista, rodó Paisá con un estilo cuasidocumental, donde me atrevería a decir que incluso se ven imágenes reales, pero ni por asomo llega al dramatismo que consiguió anteriormente con la que, a mi juicio, no sólo es la mejor película de Rossellini, sino una de las mejores obras de la historia del cine: Roma, ciudad abierta.
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