domingo, 29 de mayo de 2011

AMENAZA EN LA SOMBRA, Nicolas Roeg (1973) [7,7/10]

Amenaza en la sombra, de Nicolas Roeg, es un thriller psicológico con elementos típicos del género de terror que cuenta la historia de un matrimonio que se ve golpeado por la pérdida de su hija, quien fallece accidentalmente.
Protagonizada por Donald Sutherland y Julie Christie, la película viene a hablarnos de lo que supone una pérdida tan cercana y cómo afecta a nuestra persona, psicológica y emocionalmente, llegando a obsesionarnos hasta conducirnos a la autodestrucción.
El director demuestra que sabe jugar muy bien con todos y cada uno de los elementos que aparecen en pantalla, desde el abrigo rojo de la niña hasta el brillante color de la sangre, pasando por otros elementos como el agua, los cristales o el acto de mirar, que igualmente están presentes adquiriendo importantes significados.
Otro de los puntos fuertes de la película es su montaje, especialmente en la escena de sexo (de las más eróticas y mejor rodadas que se recuerdan) y en las finales, que sirven al espectador de recordatorio para que intente hilar todos los acontecimientos que ha estado viendo. Algo que, en parte, puede tacharse de absurdo, porque parte del atractivo de Amenaza en la sombra, al igual que otras películas como Mulholland Drive, reside en que no se trata tanto de entender y saber explicar lógicamente lo que ha sucedido como de experimentar y sentir en nuestra piel las sensaciones que los personajes van teniendo.
Por sacarle algún fallo, diría que puede que Roeg se pasó demasiado explicando una y otra vez que, cada vez que ve agua, el protagonista se acuerda de su hija, pero al margen de eso, debe quedar claro que Amenaza en la sombra constituye una interesantísima película capaz de mantener la tensión en todo momento, sin dejarlo decaer un solo instante.

miércoles, 25 de mayo de 2011

CISNE NEGRO, Darren Aronofsky (2010) [7,3/10]

Una compañía de ballet va a desarrollar una representación de El lago de los cisnes, para la cual se precisa a una bailarina capaz de interpretar tanto al cisne blanco como al cisne negro. La dulce e inocente Nina (Natalie Portman) es una de las favoritas cuando de encarnar al cisne blanco se trata, pero el hecho de que la sensual y explosiva Lily (Mila Kunis) sea la perfecta para dar vida al cisne negro generará una rivalidad entre ambas que, sumada a las presiones del estricto director de la pieza (Vincent Cassel), acabarán por forzar a la adorable Nina a sacar su lado más oscuro. Winona Ryder en el papel de una antigua bailarina retirada y Barbara Hershey como la exigentemadre de Nina, completan el reparto de Cisne negro, hasta la fecha la obra más madura de Darren Aronofsky.


Tal y como es habitual en sus películas, Aronofsky vuelve a relativizar el éxito, porque obliga a sus personajes, una vez en la cima, a sufrir hasta ser conducidos al másabsoluto de los fracasos, y en este sentido la Nina de Cisne negro no es menos. El espectador es forzado a acompañar a la protagonista a lo largo de su particular yartístico descenso a los infiernos de la perfección, perseguida por sus propias obsesiones, las cuales encuentran en la belleza –algo con lo que el ballet está sin duda muy relacionado- el mejor caldo de cultivo para salir a flote y desenvolverse de manera incontrolada en forma de drama psicológico.

Con un impactante sentido visual ayudado por la impecable fotografía del ya habitual en las películas de Aronofsky, Matthew Libatique; la cámara pasa a convertirse en un bailarín más de este sensacional ballet que constituye Cisne negro. El director hace gala de interesantes, aunque en cierto modo previsibles, juegos visuales posibilitados por la presencia de espejos en el lugar de ensayo de las bailarinas, algo que también le permite explotar la idea del doble de forma realmente majestuosa.

Ya desde su debut con Pi (fe en el caos), Aronofsky apostaba por lograr una atmósfera propia, que le permitiese adueñarse de un universo al que estamparle su firma y hacerlo reconociblemente suyo a ojos del público. En el caso de Cisne negro, la particular atmósfera que el director logra es triste hasta la extenuación, hasta el punto de que incluso los momentos de mayor alegría resultan terriblemente amargos y desesperanzadores, y la única válvula de escape que parece quedar es la de la locura.

Uno de los pilares principales encargados de sostener esta obra de Darren Aronofsky es la interpretación de Natalie Portman, la cual, al igual que sus compañeros de reparto (increíble Vincent Cassel), cumple su función con creces, regalándonos escenas que realmente ponen los pelos de punta y que dan fe de que nos encontramosante una de las mayores profesionales que existen actualmente en Hollywood.

Sin embargo, donde la película falla ligeramente es en el momento en que se pasa de efectista y juega demasiado al despiste con el espectador, cuando éste ya está cansado de juegos y realmente quiere conocer qué es lo que está ocurriendo con Nina.

miércoles, 18 de mayo de 2011

MIDNIGHT IN PARIS, Woody Allen (2011) [7,7/10]

Parecía que se había ido para no volver, que el mejor Woody Allen ya era historia, y que jamás volveríamos a ver en la gran pantalla algo medianamente digno que estuviese más o menos a la altura de sus mejores trabajos. Pero, gracias a Dios, nos equivocábamos, y el director neoyorquino sorprendió al mundo con su Midnight in Paris, película encargada de inaugurar el festival de Cannes de este año y que, aunque sí es cierto que no llega a equipararse a sus conocidas obras maestras, supera con creces las últimas mediocridades que venía realizando.


Midnight in Paris tiene como protagonista a un escritorzuelo de guiones (Owen Wilson) que ha decidido cambiar el chip y dar el paso a la novela. Amante de los felices años 20', acude con su futura esposa (Rachel McAdams) a París, donde en su mágica medianoche tiene uno de los más lúcidos momentos de inspiración que cualquier escritor ansiaría tener.

No sé si la película tiene ritmo o no lo tiene, si los planos están bien encuadrados o si la fotografía y la música son las adecuadas, pero tampoco creo que sea lo que más importa. Lo que sí sé es que cualquier persona con un mínimo de cultura va a disfrutar esta película al igual que un crío con un bol de chocolate líquido. Cultura, otra vez, porque se trata de Woody Allen, y las referencias literarias vuelven a aparecer por doquier, en esta película más que en ninguna otra. En Midnight in Paris Allen se sumerge en la bohemia parisina para rodearse ni más ni menos que de la Generación Perdida, zambullirse en el mundo de las tertulias y los cafés que él mismo tanto anhela y elaborar un guión que, de seguro, ha disfrutado tanto él escribiéndolo como el espectador viéndolo en imágenes.

La película invita a reflexionar en torno a esa conocida frase que dice que "cualquier tiempo pasado fue mejor", para acabar por concluir que, aunque es éste un pensamiento muy común que tiene más que ver con la nostalgia que con la razón, lo cierto es que no es así, que el ser humano va avanzando, y que el bienestar de las personas va en auge. Lo que pasa es que el hombre es disconforme por naturaleza, y a medida que se hace mayor se va volviendo más carca y reaccionario contra el presente que está viviendo.

Todos los actores, salvo contadas excepciones, están genial, destacando Owen Wilson en el papel de alter ego de Woody Allen. Los diálogos son inteligentes, y las imágenes llevan claramente el sello de su autor, consiguiendo éste que París parezca una nueva ciudad por explorar.

sábado, 14 de mayo de 2011

PERVERSIDAD, Fritz Lang (1945) [9,3/10]

Cuando pensamos en el director Fritz Lang, enseguida nos viene a la cabeza la idea de que se trata de uno de los grandes del Expresionismo Alemán, y que en la vitrina de los trofeos de la Historia del Cine, entre muchas otras grandes películas, aún relucen sus excelentes obras Metrópolis o El doctor Mabuse. Sin embargo, del mismo modo que a Billy Wilder se le asocia irremediablemente a la comedia a través de películas como El apartamento y dejando de lado otras joyas dramáticas como El crepúsculo de los dioses o Testigo de cargo, muchas veces se nos olvida que Fritz Lang fue también uno de los más grandes y mejores cultivadores de cine negro del periodo clásico hollywoodiense. Dentro del cine negro, dos de las mejores películas que dirigió Lang fueron La mujer del cuadro y Perversidad, siendo esta última la que pretendemos reseñar hoy.

Basada en la novela de Georges de La Fouchardière y repitiendo el mismo reparto que en La mujer del cuadro, Perversidad es un remake de La golfa de Jean Renoir que cuenta la historia de Chris (Edward G. Robinson), un solitario empleado de banca que conoce a Kitty (Joan Bennett), una mujer con la que parece que su suerte va a cambiar, pero únicamente lo parece.


El espectador asiste a una historia de dominación y humillación, en la que el patetismo lo inunda todo y desde el minuto uno sentimos compasión por el bueno de Chris, al que Robinson da vida de forma excelentemente profesional. La historia viene a decirnos que ningún crimen queda impune, que toda acción trae sus consecuencias, y que de una forma u otra, más tarde o más temprano, acabaremos pagando por nuestros pecados.


Perversidad es cine negro del bueno, que carece de detective, pero nos trae a una de las más terribles mujeres fatales que se recuerdan en una pantalla. Gracias a su espléndida puesta en escena y a su elegantísima fotografía negra, las imágenes de Perversidad nos cautivan desde el inicio, haciendo de la película una de las obras de cine negro que más me ha sobrecogido últimamente. No podía ser de otra forma, siendo el cine negro casi una consecuencia lógica del Expresionismo Alemán, y siendo Fritz Lang uno de los más grandes exponentes de dicho movimiento.

martes, 10 de mayo de 2011

POR UN PUÑADO DE DÓLARES, Sergio Leone (1964) [8,6/10]

Una de las trilogías más conocidas de la Historia del Cine es la Trilogía del dólar, emblema del spaghetti western dirigida por Sergio Leone. Por un puñado de dólares es la primera de las tres, y, aunque bajo mi punto de vista supera a La muerte tenía un precio, no llega a la altura del espectáculo visual que supone El bueno, el feo y el malo, obra maestra no sólo del spaghetti, sino del western en general.

Por un puñado de dólares cuenta la historia de un extranjero (Clint Eastwood) que llega a un pueblo en el que el poder está repartido entre dos familias. La lucha por el poder, el deseo de hacer justicia y un puñado de dólares serán los que muevan al protagonista a embarcarse en una peligrosa aventura donde la violencia y la muerte acechan a cada paso, donde fabricar ataúdes parece ser la única profesión con algo de futuro, y donde lo único que cuenta para seguir con vida es desenfundar el revólver a tiempo.


Tal y como viene siendo normal en el género, en Por un puñado de dólares las enfatizaciones son una constante: los diálogos se profieren como disparos, y éstos a su vez parecen constituir el idioma local. Las miradas penetrantes, los parones en el tiempo, la tormentosa música de Ennio Morricone se incrusta en nuestro cerebro como una bala y nos deja tocados a lo largo de todo el film.

Siendo un remake de Yojimbo de Kurosawa, Por un puñado de dólares constituye hora y media de buen cine, con paisajes que son una delicia para la vista y una puesta en escena que casi nos fuerza a sentir el calor abrasador del sol del oeste. El título de la película responde a por qué hacemos las cosas que hacemos, y en definitiva a por qué se mueve el mundo.

viernes, 6 de mayo de 2011

39 ESCALONES, Alfred Hitchcock (1935) [7,8/10]

Basada en la novela de John Buchan y con el excelente guión de Charles Bennett, una de las obras más celebradas del director británico Alfred Hitchcock es 39 escalones, interesante thriller de espionaje que cuenta con Robert Donat y Madeleine Carroll en los papeles principales.
Durante un espectáculo en un teatro se empieza a generar tumulto y se oyen disparos. Cuando la gente empieza a tratar de huir agolpándose en la salida, Richard Hannay se encuentra con una dulce joven que le pregunta si puede ir a su apartamento a refugiarse. Hannay acepta, y a partir de aquí el protagonista se verá inmerso en una trama de espionaje que ha pasado a ser considerada como una de las mejores películas británicas de todos los tiempos.
Hitchcock en esta película ya empieza a abrirse hueco en lo alto del podio del séptimo arte y de su carrera, haciendo un elegante y particular uso del lenguaje cinematográfico, en muchos casos, seguramente, motivado por la censura.
Planos detalle que llevan su inconfundible firma, una acertada puesta en escena y diversos toques de humor británico terminan por hacer de 39 escalones una importante obra cinematográfica que anticipaba el advenimiento de todo un dinosaurio del cine como era Sir Alfred Hitchcock.

domingo, 1 de mayo de 2011

EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN, David W. Griffith (1915) [7/10]

INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo vamos a analizar la película de David Wark Griffith, El nacimiento de una nación (1915), atendiendo al doble alumbramiento que supuso su estreno en el panorama del cine norteamericano y mundial. Cuando hablamos de El nacimiento de una nación, hablamos también de doble alumbramiento, porque supuso:
- La creación de un lenguaje autónomo para el cine.
- La consideración del cine como espectáculo de masas.
Pondremos esta película en el contexto social en el que fue creada, atendiendo a la forma en que fue recibida por parte del público, y hablaremos de las innovaciones técnicas que consigo trajo para diferenciarse de las producciones que hasta entonces se habían venido realizando.

DAVID WARK GRIFFITH
De familia irlandesa, nace el 22 de enero de 1875 en La Grange, Kentucky, criándose en la zona sureña de Estados Unidos, caracterizada por el fuerte arraigo que aquí tiene el racismo. En mayo de 1898 ingresa en la James Neill Stock Company, una compañía teatral que actuaba en el Alambra Theatre de Chicago, pero años después se metería en otras compañías con las que iría representando obras a lo largo y ancho de todo el país.
En 1905 participa por primera vez en una película de cine, con lo que queda profundamente atraído por este nuevo medio, hasta que empieza a trabajar como actor profesional a principios del siglo XX. Es entonces cuando da el salto al cine en 1908 con su primera película, Las aventuras de Dollie; y empezará a trabajar en la Biograph, de la que llegó a ser director en Nueva York y California hasta hacerse actor independiente en 1913. Influido por las obras que se estaban creando en ese momento en Italia, para esta época, Griffith ya contaba en su haber más de 400 películas, dejando claro que el género que a él le interesaba reflejar en la pantalla era el melodrama histórico. En 1919 funda la United Artists junto a otros grandes del cine como Charles Chaplin. La idea de esta asociación es producir largometrajes al margen de los grandes financieros que poco tenían que ver con el arte cinematográfico.
Griffith quería dotar al cine de autonomía propia, complicando el montaje y alargando el tiempo. No se conformaba con la típica escenografía teatral que el cine había venido representando hasta entonces. Pero esto era algo para lo que, en verdad, el público no estaba preparado. El estilo de Griffith consiste en combinar la imagen cinematográfica con el discurso característico de las novelas del siglo XIX, dando lugar así a la creación del lenguaje cinematográfico. El máximo exponente de la creación de este lenguaje cinematográfico es El nacimiento de una nación (1915), la película más famosa de Griffith y, posiblemente, la más importante de la historia del cine.

EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN
Contexto
En 1915, año en que Griffith hizo El nacimiento de una nación, Estados Unidos estaba en plena ebullición económica en prácticamente todos los sectores productivos. Esto es debido sobre todo al papel que venía jugando este país en el principal conflicto bélico que padecía Europa, la I Guerra Mundial, donde Estados Unidos intervenía como exportador y suministrador de armamento. Esto le permitió alzarse como potencia mundial en la sociedad internacional y ofrecerse voluntario para ocupar el puesto de “tierra donde los sueños se hacen realidad”. En el terreno cinematográfico, en Estados Unidos el cine está dejando de ser una mera curiosidad científica para empezar a ser una posible inversión económica que, seguramente, reportará muchos beneficios, y también están empezando a sentarse las bases artísticas para crear un lenguaje cinematográfico.
Es en estas condiciones de doble alumbramiento (el cine como lenguaje autónomo y como espectáculo de masas) en las que Griffith realiza El nacimiento de una nación (1915).

La obra
El nacimiento de una nación está basada en la novela de Thomas F. Dixon The Clansman: An Historical Romance of the Ku Klux Klan, la cual también fue una obra teatral. La novela es en realidad el segundo volumen de una trilogía, cuyos volúmenes 1 y 3 serían The Leopard´s spots y The Traitor, respectivamente. La película se estrenó con el nombre de The Clansman en el Clune´s Auditórium de Los Ángeles (8 de febrero de 1915), pero cambió su nombre debido a la creencia de Griffith de que, realmente, los Estados Unidos nacieron como nación unificada a raíz de la Guerra Civil. El nacimiento de una nación (estrenada con ese nombre en el Liberty Theatre de Nueva York el 3 de marzo de 1915) retrata la aparición del nacionalismo americano, y está ambientada en la Guerra de Secesión que estalló en 1861, perdida por el Sur. Se centra en la relación de dos familias separadas por la distancia, los Cameron y los Stoneman, al sur y al norte de América respectivamente, que se verán enfrentadas a raíz del estallido de la Guerra Civil.

Sinopsis
El padre de los Stoneman es Austin (Ralph Lewis), un congresista anexionista partidario de la abolición de la esclavitud y de la igualdad de todas las razas (basado en el personaje histórico real Thaddeus Stevens, Senador de Pensilvania). Austin Stoneman tiene dos hijos y una hija, Elsie (Lillian Gish, quien participaría más tarde en Intolerancia y Lirios rotos, otras obras conocidas de Griffith), la cual es pretendida por Ben Cameron (Henry B. Walthall), el hijo menor de la familia sureña y ex-coronel del Ejército confederado.
La Guerra acaba con el asesinato de Abraham Lincoln a manos de John Wilkes Booth (Raoul Walsh, quien luego se convertiría en uno de los directores más importantes del cine norteamericano) y con la toma del poder por parte de los negros, encabezados por el mulato Silas Lynch (George Siegmann), lo cual genera una situación de caos y desorden en el país. Es entonces cuando Ben ve necesario hacer frente al poder negro, y para ello lidera el ejército racista denominado Ku Klux Klan.
Mientras tanto, Gus (Walter Long), un miembro del ejército de los negros, le propone matrimonio a una de las hijas de los Cameron, Flora (Violet Wilkey de niña, Mae Marsh de adulta), a lo cual ésta se niega en rotundo y huye de él, con tan mala suerte que cae en un acantilado y muere estrellada contra las rocas. Ante esto el Ku Klux Klan llevará a cabo su
venganza, lo que hará que Lynch ataque a los Cameron y éstos se vean obligados a esconderse.
Además, por si esto fuera poco, Lynch tratará de casarse por la fuerza con Elsie, la hija de Austin Stonesman, su propio mentor, pero éste no aprobará ese matrimonio y ella tratará de rechazarle. Lynch manda arrestar a Austin para después raptar a su hija, la cual luego será salvada por el Ku Klux Klan. Más tarde las milicias negras atacarán a los Cameron en su escondite, donde también llegará el Ku Klux Klan victorioso a salvarles de los negros. El filme acaba con la victoria del Ku Klux Klan en las siguientes elecciones, y con la luna de miel entre Ben Cameron y Elsie Stonesman por un lado, y Phil Stonesman (Elmer Clifton), hijo de los Stonesman, y Margaret Cameron (Miriam Cooper), hija de los Cameron, por otro.

Recepción de la película por parte de la sociedad
El nacimiento de una nación fue considerada racista por cómo presenta a los negros y al Ku Klux Klan. Mientras que los racistas del KKK nos son presentados como gloriosos salvadores de almas cándidas, los negros aparecen como estúpidos ignorantes y burros en el mejor de los casos. Recuérdese, por ejemplo, la escena del Congreso en la que aparecen negros sin zapatos, con los pies encima de la mesa y muy mal educados; o la frase con la que comienza la película: “en el momento en que desembarcó el primer negro se instauró la semilla de la desunión”. Pensar que Griffith era racista no es del todo descabellado, puesto que la tierra donde se crió, Kentucky, es conocida por haber sido uno de los centros donde el racismo encontró más arraigo entre la población. Además, su padre fue combatiente durante la guerra de Secesión en las filas del bando perdedor, lo que sin duda influyó en el pensamiento y forma de ver la vida de David W. Griffith.
Debido a su corte racista, el filme no fue bien recibido en la sociedad norteamericana de la época, llegando incluso a generar disturbios y enfrentamientos con la policía en ciudades como Boston o Filadelfia, así como movilizaciones por parte de la NAACP (National Association for the advancement of Colored People). El propio presidente Wilson tuvo que tomar cartas en el asunto diciendo que se sentía decepcionado por la infortunada producción, lo cual choca con su inicial apoyo a la iniciativa de Griffith y con la cita literal suya que aparece en el filme tomada de su libro History of the American People, donde da a entender que la creación del Ku Klux Klan se debió a una cuestión de autoprotección por parte de los blancos. La influencia de la película también se hizo notar en el aumento de miembros que pasaron a engrosar las filas del KKK. No obstante, sí es cierto que Griffith, lejos de admitir su racismo, contestó a sus críticos haciendo otra película con una visión totalmente distinta a El nacimiento de una nación, Intolerancia (1916).
Aplaudida por muchos debido a su efecto visual innovador y repudiada por otros tantos a causa de la imagen que ofrece de los negros, El nacimiento de una nación constituye una joya cinematográfica que influyó en futuros maestros del séptimo arte, como los rusos Eisenstein y Pudovkin, tanto por su montaje novedoso como por su iluminación natural, a cargo del fotógrafo Billy Bitzer.

Características técnicas
Aunque con El nacimiento de una nación se considera que nace el arte cinematográfico, lo cierto es que la dirección y caracterización de actores es pésima, presentando a éstos o bien como muy buenos o bien como muy malos, sin ningún tipo de matiz que pueda llevarnos a pensar que son personajes creíbles. La película se llevó a cabo en siete meses de producción, con 18.000 actores y extras, de los cuales, por cierto, muy pocos eran negros, y si lo eran tenían un papel muy poco destacado, porque lo cierto es que los personajes negros principales están interpretados en realidad por actores blancos con la cara pintada de color negro. Sin ir más lejos, Walter Long, el actor que interpreta a Gus, es en realidad blanco con la cara pintada con betún.
Oficialmente, hacer la película costó 112.000 dólares, aunque hay autores que cifran el coste en bastante más, y señalan que fácilmente pudo alcanzar los 300.000 dólares. Sea como fuere, El nacimiento de una nación fue la película que más beneficios ha reportado de la historia del cine (18 millones de dólares según algunos autores, aunque en 1963 la revista Variety señalaba que reportó 50 millones), sólo superada por Blancanieves y los siete enanitos, quizá por la polémica desatada en torno a su trama, lo cual, sin quererlo, le sirvió de publicidad gratuita. Además, el hecho de que los periódicos diesen información sobre la película y se posicionasen con respecto a ella favoreció la aparición de la crítica cinematográfica que aún existe hoy.

UN DOBLE ALUMBRAMIENTO
Cuando hablamos de El nacimiento de una nación podemos hablar de un doble alumbramiento porque, con esta película:
1. El cine desarrolló un lenguaje autónomo.
2. El cine dio el paso definitivo para convertirse en un espectáculo de masas.

El cine. Un lenguaje autónomo
David W. Griffith desarrolló en sus primeros años en la Biograph toda una serie de técnicas e innovaciones que después pondría en práctica en conjunto en El nacimiento de una nación. Estas técnicas las adoptó a partir de la influencia de autores como Edwin S. Porter o los de la Escuela de Brighton.
Así, en la famosa obra de 1915 podemos apreciar primeros planos y planos detalles, que otorgan una interpretación más realista al filme; movimientos de cámara novedosos, que permiten establecer la referencia de lo que está dentro o fuera de campo; montaje paralelo, que ayuda a generar en el espectador la sensación de suspense y la inquietud por querer conocer lo que va a pasar, tal y como puede verse en las escenas de los rescates de los blancos por parte del Ku Klux Klan; flashbacks, profundidad de campo y alternancia de planos en el montaje que permiten, no sólo que el espectador reorganice en su mente los acontecimientos que está visionando, sino también sentar las bases de la narrativa cinematográfica y cargar a la escena de tensión dramática.
Es El nacimiento de una nación, no sólo el primer largometraje de la historia del cine, sino también la primera película que cuenta una historia de modo convencional, superando las limitaciones del espacio y el tiempo, y considerada como el origen del lenguaje cinematográfico tal y como lo conocemos hoy, ya que hasta entonces el cine era simplemente un conjunto de imágenes con poca relación entre ellas.
Aparte de que con El nacimiento de una nación nacen los géneros cinematográficos que aún perduran hasta hoy, hay que decir que también es novedoso en la película de Griffith el empleo del ritmo y la iluminación natural (de influencia teatral) como recurso narrativo. Iluminación, por cierto, genialmente conducida por el que es considerado el primer director de fotografía
de la historia del cine: Billy Bitzer, quien introduciría muchas técnicas que hoy son estándares en muchos filmes. También, para modificar la forma habitual de los fotogramas, Griffith ennegrecía algunas partes para conseguir un efecto dramático.
Otro elemento a resaltar son las escenas bélicas, destacando sobre todo la apertura de la batalla de Petersburg, toda una innovación entonces debido a su complejidad a la hora de rodarlas: alternando planos generales con otros planos más detallados que nos llevan a puntos más concretos de la escena.
En definitiva, podemos observar en El nacimiento de una nación toda una serie de innovaciones técnicas que permiten ofrecer un espectáculo cinematográfico muy distinto a lo que hasta entonces se había venido dando. Atrás quedaron aquellos viajes a la luna y hoteles eléctricos de estética teatral. Ahora la cámara se movía, reescribiendo el espacio fílmico, mostrándonos zonas que en las anteriores producciones no veíamos debido a que la cámara era fija, y generando una narración basada en el corte y en la alternancia de los tamaños de los planos: generales, cortos, medios, etc.

El cine. Un espectáculo de masas
Con El nacimiento de una nación el público deja de tener esa concepción del cine como algo modesto que acuden a ver algunas personas y empieza a considerarlo como un gran espectáculo de masas al que irá gente de todo tipo.
El nacimiento de una nación es considerada la primera superproducción, destacando los enormes beneficios que reportó a su creador. Estos beneficios y ese éxito que tuvo la película, aparte de venir dados por la publicidad gratuita surgida a raíz de la polémica que consigo trajo, fueron debidos al gran despliegue de medios que fue llevado a cabo para poder desarrollar el rodaje: grandes decorados, gran cantidad de extras y actores, etc. Todas estas mejoras, incluyendo la larga extensión de los metrajes que obligaban a las salas a proyectar películas en menos sesiones, trajeron como resultado un incremento en la afluencia de los espectadores al cine y también en el tiempo que un espectador estaba en la sala para terminar de ver la película, lo que sin duda tuvo su repercusión en toda la industria cinematográfica:
Al tener las salas que albergar a un mayor número de espectadores, éstas se hicieron más grandes para cubrir todas las plazas necesarias. Además, al durar las películas más de lo que hasta ahora el espectador medio estaba acostumbrado, era preciso hacer las salas más cómodas, lo que llevó a la instalación de vestíbulos, butacas cómodas, guardarropas donde dejar el abrigo, aseos, etc. Y, por supuesto, el hacer las salas más grandes y más cómodas no era gratis; había que pagarlo, razón por la cual la entrada para una sesión de cine aumentó de precio. Ante esto, muchos empresarios no pudieron amoldarse a las nuevas características del cine impuestas por el mercado, porque no podían hacer frente a inversiones tan caras, lo que, haciendo efectivo el refrán de “renovarse o morir”, llevó a muchos de ellos a la quiebra. Además, las grandes corporaciones económicas de Wall Street echaron el ojo al cine, que hasta entonces había pasado desapercibido para los grandes empresarios, al ver en él un fructífero negocio por explorar y que sin duda reportaría interesantes beneficios económicos, como de hecho hizo. Siguiendo esta estela de interés empresarial en la gestación del séptimo arte como mass media, en julio de 1915 se creó la Triangle Film Corporation de la mano de Harry Aitken, Adam Kessel y Charles Barman (siendo cada uno de ellos el vértice de un “triángulo” que daría nombre a la asociación). Cada uno de estos empresarios aportaba su director: Griffith, Thomas H. Ince y Mack Sennett, respectivamente. La Triangle sería la vanguardia de la producción norteamericana hasta su disolución en 1918.
Con esto, vemos que el cine deja de ser algo minoritario a lo que acuden pocas personas para convertirse en todo un espectáculo de masas que, aún a día de hoy, sigue innovando cada día más y cada vez a mayor velocidad. Ya podemos hablar, no sólo de arte, sino también de industria en el más estricto de los sentidos: competencia entre las salas por ofrecer mejores servicios, entre las empresas distribuidoras, entre las empresas productoras, etc. Es decir, el cine como simple invento novedoso y curioso cambia totalmente de status, y pasa a ser una prometedora fuente de ingresos en forma de espectáculo de masas.

¿Un triple alumbramiento?
A pesar de que en el presente trabajo hemos venido hablando de El nacimiento de una nación como un doble alumbramiento debido a, por un lado, significar la creación de un lenguaje autónomo para el cine independiente del resto de las artes; y, por otro, ser el pistoletazo de salida para convertir al cine en un espectáculo de masas, podríamos hablar de un posible triple alumbramiento en el sentido de que, con El nacimiento de una nación, empieza a ser interesante para el público, no sólo el argumento de la historia y la forma en que está contada, sino también el nombre del director, actores que intervienen, y demás personas que han hecho posible la realización de la película. Este interés estaría justificado por el hecho de querer conocer más películas de algún director o actor que haya gustado, lo que podría sentar las bases de lo que más tarde se conocería como star system.
Del mismo modo, podríamos hablar de triple alumbramiento en tanto que es a raíz de El nacimiento de una nación, o más en concreto, a raíz de la polémica que suscitó, cuando empiezan los periodistas a hablar sobre las películas de cine. Es decir, estamos nada más y nada menos que ante la aparición de la crítica cinematográfica.
Por estas razones, quizá podríamos hablar de un hipotético “triple alumbramiento”, pero lo que sobre todo debe quedar claro es que El nacimiento de una nación trajo consigo un lenguaje autónomo para el cine y convirtió éste en un espectáculo de masas.

Fuentes consultadas:
- http://es.wikipedia.org/wiki/El_nacimiento_de_una_naci%C3%B3n
- http://www.filmaffinity.com/es/film915417.html
- http://www.lukor.com/cine/peliculas-elnacimientodeunanacion.htm
- http://www.lapaginadefinitiva.com/dbcine/deculto/78
- http://www.cinencuentro.com/2006/08/20/el-nacimiento-de-una-nacion-1915/
- http://www.decine21.com/Peliculas/El-nacimiento-de-una-nacion-3390
- http://www.serviciosjfp.com/biblioteca/otros/paginas_web/0000090.htm
- http://en.wikipedia.org/wiki/The_Birth_of_a_Nation
- http://www.filmsite.org/birt.html
- http://www.libreopinion.com/reducto/revista/pri2003/griffith.htm
- http://en.wikipedia.org/wiki/D.W._Griffith