jueves, 30 de junio de 2011

EL PADRINO II, Francis Ford Coppola (1974) [9,4/10]

En 1974 Francis Ford Coppola volvió a hacer la mejor película de la Historia del Cine, la otra joya de la corona, la segunda parte de aquella obra maestra que sólo dos años antes había marcado un antes y un después en la Historia del Séptimo Arte, El Padrino.
En El Padrino II Coppola vuelve a basarse en la novela de Mario Puzo para contar, por un lado, la historia de Vito Corleone (Robert de Niro), sus orígenes y cómo fue ascendiendo poco a poco en la escala de la vida hasta convertirse en uno de los capos más influyentes de Norteamérica; y por otro, cómo su hijo Michael (Al Pacino) agarra el timón de la familia Corleone en un contexto en el que parece que el Imperio se viene abajo, y la familia empieza a peligrar. Las traiciones acechan, y cualquiera, aunque sea de dentro, puede venderse al mejor postor.
Es clara en esta segunda entrega la evolución que con respecto a la primera parte experimenta el personaje de Michael Corleone. Nos encontramos en El Padrino II con un Michael más maduro, más sólido y duro, quizá más terrorífico. Cada una de sus palabras corta el aire como un afiladísimo cuchillo, logrando Pacino generar una tensión que se mantiene incólume a lo largo de las más de tres horas que dura el filme.
Al igual que ya hiciera la primera parte, El Padrino II explica la sociedad en la que vivimos, explica cómo funciona el mundo de los negocios, cómo se asciende en la vida y quiénes lo hacen, cómo se relacionan las instituciones estatales con el crimen organizado y la importancia que tienen para el ser humano valores como la lealtad, la confianza, el honor o la venganza. En este sentido, la forma en la que Coppola retrata la relación entre don Vito Corleone y su hijo Michael sólo puede ser catalogada como una de las más tiernas y emocionantes de todos los tiempos, así como es destacable la importancia que adquiere la institución familiar en la trilogía entera de El Padrino.
Como apunte, y al hilo de lo que comentábamos de que El Padrino explica la sociedad, no puedo dejar de encontrar un tímido doble sentido en la escena de El Padrino II en la que, en el apartamento de Hyman Roth (Lee Strasberg) en La Habana, los diferentes jefes de las más grandes compañías norteamericanas se reparten una tarta en la que puede apreciarse un mapa de la isla de Cuba.

domingo, 26 de junio de 2011

CASINO, Martin Scorsese (1995) [8,4/10]

Una de las mejores películas del director neoyorquino Martin Scorsese es Casino, en la que, una vez más, volvió a repetir reparto con dos de los más grandes intérpretes de gángsters/tipos duros que ha dado la Historia del séptimo arte, como son Robert de Niro y Joe Pesci, a quienes ya habíamos visto en Toro Salvaje y en Uno de los nuestros.
Al igual que en esta última, Scorsese vuelve a trabajar con Nicholas Pileggi, en cuya novela se basa para contar la historia de Sam “Ace” Rothstein, el rígido y calculador director de un casino de Las Vegas.
Scorsese vuelve a sentirse como pez en el agua contando historias de mafias y gángsters, retratando una sociedad en la que no son los buenos los que triunfan, sino los caraduras, el enchufismo y la ley del más fuerte, ya sea física o económicamente. Uno sale de ver Casino pensando que es triste, pero que, lamentablemente, las cosas son así.
Evidentemente, Casino puede y quizá deba ser emparentada con Uno de los nuestros, dado que la temática y la estructura es básicamente igual que la película protagonizada por Ray Liotta. En ambas vemos a un “tipo listo” que se mete de lleno en la boca del lobo, que coquetea con el mal mucho más allá de lo que él mismo jamás hubiese imaginado y que, llegado el momento, cuando el barco se hunde consigue salir por patas y quedar ileso.
Una gran labor de vestuario es la que se ha desplegado en Casino, abundando los tonos chillones de los setenta que, como toda estética setentera que se precie, resulta hortera hasta la extenuación, por no hablar del exceso de oro y joyas.
A mí, personalmente, me parece mejor que Uno de los nuestros. Casino es cine de verdad, Scorsese vuelve a demostrar que conoce el lenguaje cinematográfico a la percepción y que sabe cómo se emplean las imágenes a la hora de contar una historia. Únicamente le pondría la pega de que resulta terriblemente larga, y hay momentos en los que tanta voz en off puede llegar a cansar, pero por lo demás, chapó.

martes, 21 de junio de 2011

CARROS DE FUEGO, Hugh Hudson (1981) [7/10]

En 1981 un realizador publicitario llamado Hugh Hudson debutó en la gran pantalla con una película que, en gran parte debido a su banda sonora, ha merecido permanecer en un más que aceptable puesto de la Historia del cine. Hablamos de Carros de fuego.
Escrita por Colin Welland, Carros de fuego cuenta la historia real de Harold Abrahams (Ben Cross) y Eric Lidell (Ian Charleson) dos grandes corredores de primer cuarto de siglo que, si bien por motivos diferentes, amaban el atletismo por encima de todas las cosas, y encontraban en él la clave para un mejor desarrollo integral y espiritual como personas.
Producida por David Puttnam, Carros de fuego viene a hablarnos de la importancia que el sacrificio y el esfuerzo tienen en una sociedad como la nuestra, y para ello qué mejor que ambientarnos en los juegos olímpicos de París de 1924.
La emocionante música del griego Vangelis que acompaña la película ya ha pasado a la posteridad y se considera inmortal, desde el inicio en que acompaña a los jóvenes corredores en su marcha por la orilla de la playa, combinada con las preciosas y seductoras imágenes con las que nos deleita Hudson a lo largo de todo el filme. Preciosidad y seducción, no podía ser de otra forma, tratándose Hudson de un respetable realizador publicitario.
No obstante lo dicho, me veo obligado a señalar que, a pesar de todos sus pros (que, como ya digo, son muchos), la película no llega a emocionar tanto como en un principio prometía, y nos queda la sensación de tener ganas de más. Las cuales, para nuestra desgracia, no se satisfacen.

sábado, 18 de junio de 2011

X-MEN: PRIMERA GENERACIÓN, Matthew Vaughn (2011) [6,9/10]

Tras la valorada Kick-Ass, Matthew Vaughn vuelve a estrenar película, esta vez basándose en la archiconocida saga de cómics de Marvel X-Men. La película se desarrolla en el contexto de la Guerra Fría, en concreto durante la crisis de los misiles, posiblemente el periodo menos propicio para ponerse a hablar de tolerancia y de paz, de aceptar al diferente y de condenar el racismo en pro de la integración de culturas, todas ellas ideas en torno a las cuales gira X-Men: Primera generación.
La película se deja ver, es entretenida y uno no llega a tener la sensación de haber desperdiciado su tiempo, pero sí es cierto que, salvando la última parte, se tiene la sensación a lo largo de todo el metraje de que las escenas que se suceden ante nuestros ojos no terminan de explotar. Salvo algunas excepciones, seducen demasiado poco, y parece que, pudiendo aspirar a un notable o un sobresaliente, el director ha preferido conformarse con un cinco raspao, dejándonos con la miel en los labios.
Quizá mi completo desconocimiento de la historia de los X-Men me haya impedido disfrutar todo lo que la película de Vaughn prometía ofrecerme, pero sí puedo decir que, a pesar de ello, la de Magneto (Michael Fassbender) me ha parecido una de las historias más bonitas que he visto últimamente en la gran pantalla, y el personaje uno de los más sólidos y con más íntegros principios.
Por ponerle una última pega, criticaría el pestazo a panfleto anticomunista que la película posee, pero tratándose de una americanada destinada al consumo de la masa, podemos pasarlo por alto y sentarnos a disfrutar de una entretenida película de buenos y malos, engullendo palomitas como si lo fueran a prohibir.

martes, 14 de junio de 2011

PSICOSIS, Alfred Hitchcock (1960) [8,6/10]

Psicosis, de Alfred Hitchcock, es una de las mejores películas de terror de todos los tiempos, en la cual el autor desarrolla el complejo de Edipo hasta el último extremo, dando lugar a una obra maestra que aún a día de hoy sigue helando la sangre de todo aquel que decide darse un homenaje y echarle un vistazo.
Psicosis nos presenta a Marion (Janet Leigh), una atractiva empleada de banca de Phoenix, Arizona, que un buen día decide huir con 40.000 $ que no son suyos en su bolso. Conduciendo por la carretera, llegará al motel regentado por Norman Bates (Anthony Perkins) y su misteriosa madre, donde todo parece estar teñido por un halo de misterio y horror, los cuales no serán en absoluto ajenos a la joven Marion.
Psicosis encierra abundante contenido psicológico en sus casi dos horas de metraje, el caldo de cultivo idóneo para poder jugar con el espectador y mantenerle encadenado a la pantalla, prohibiéndole quitar la vista un solo instante y obligándole a ver una historia cruda y árida, plagada de atmósfera y digna de reconocimiento.
La música de Bernard Herrmann se clava en nuestros oídos como si de un afiladísimo puñal se tratase, especialmente en la ya famosa escena de la ducha, pero también a lo largo de todo el filme, aumentando de forma considerable el pavor y la sensación de pánico presente en cada una de las escenas de Psicosis, una genial e imprescindible película, cumbre del cine de terror y de la filmografía de su director.

lunes, 6 de junio de 2011

VÉRTIGO, Alfred Hitchcock (1958) [6,7/10]

Una de las obras más conocidas de Alfred Hitchcock es, sin duda, Vértigo, escrita por Alec Coppel y Samuel Taylor.
En el papel principal tenemos a James Stewart, interpretando a un detective retirado de la profesión a causa de su miedo a las alturas que un día recibe un último encargo por parte de un antiguo amigo suyo de la juventud. Deberá vigilar a la mujer de éste, Madeleine (Kim Novak), que parece poseída por alguien del pasado, un muerto.
Vértigo es, con diferencia, una de las películas más sobrevaloradas de la Historia del Cine. No sé si es que soy yo, que no aguanto tanto melodramatismo, pero la supuesta atracción que Scottie siente hacia Madeleine no se la cree ni Dios, y a la inversa mucho menos, hasta el punto de llegar el momento en que no se entiende muy bien por qué los personajes actúan como actúan, no se ofrecen explicaciones, aunque quizá lo que se pretenda sea eso, hablar de la locura del amor apasionado, pero desde luego que conmigo no cuenten, al menos si es para hacerlo así de mal.
La película, además, cuenta con unos fallos de guión garrafales, que insultan a la inteligencia del espectador. Eso sí, posee imágenes verdaderamente hipnóticas, dignas del mismísimo Lynch, con una composición del cuadro que quita el hipo y unos actores no demasiado agraciados.
Al igual que haría más adelante en Psicosis, también de Hitchcock, Bernard Herrmann vuelve a estar al cargo de la música del filme, posiblemente una de las pocas cosas que se salven de Vértigo, película aceptable, que sí es cierto que se digiere mejor en un segundo visionado.

jueves, 2 de junio de 2011

EL LUCHADOR, Darren Aronofsky (2008) [7,3/10]

En 2008 Darren Aronofsky dirigió El luchador, una historia acerca de un luchador profesional venido a menos llamado Randy “The Ram” Robinson (Mickey Rourke) que trata de recuperar la vida de persona normal que dejó atrás para subirse al ring de la fama y el éxito. Es una muy bonita película, más minimalista y sencilla que Cisne negro, pero que, a mí por lo menos, me ha llegado más al fondo.
Lo cierto es que en la realización es casi igual que el último filme de Aronofsky (de hecho lamento sobremanera no haber visto antes ésta que Cisne negro), y los planos semisubjetivos tomados desde la nuca y con cortes innecesarios entre medias vuelven a repetirse.
Con un ya habitual tono amargo, desesperanzador y triste, Aronofsky vuelve a hablar del éxito y el fracaso, y de su relación con la soledad y la fama, objetivo que en gran parte viene logrado por la nada desdeñable interpretación de Mickey Rourke. El luchador reflexiona en torno al cambio personal, hasta qué punto se está a tiempo de llevarlo a cabo o ya, sencillamente, es tarde para intentar cambiar nada y hay que aceptarse como lo que uno es. Una buena película que, aunque no supera el que considero el mejor trabajo de Aronofsky: Réquiem por un sueño, no deja indiferente y consigue mantenerte pensando en ella tiempo después de haberla visto.