Este blog ya lleva un tiempo abierto y aún no había colgado en él nada de cine español. Como semejante despropósito no podía pasar desapercibido por mucho más tiempo, el otro día volví a revisar El verdugo, del maestro Luis García Berlanga.
José Luis (Nino Manfredi) es un enterrador que se enamora de Carmen (Emma Penella), hija de Amadeo (Pepe Isbert), que trabaja de verdugo. Inicialmente sin la total aprobación por parte de Amadeo, José Luis y Carmen se casan, y para mantener su nivel de vida en su nuevo piso, José Luis deberá heredar la profesión de su suegro, a quien le quedan dos meses para jubilarse. Esa es la única condición que pone el Patronato de Vivienda, y lo cierto es que a José Luis no le hace ninguna gracia. Menos gracia le hará cuando llegue el primer condenado, y José Luis se verá en la disyuntiva de, o bien ejecutarlo y pasar un terrible mal trago, o bien abandonar el piso y quedarse con su familia en la calle.
Como no podía ser de otra manera, el guión de esta obra maestra corre a cargo de Rafael Azcona, referente del cine español. Azcona y Berlanga observan la sociedad española. Y la observan tan de cerca, tan con lupa, que agrandan sus defectos y nos los muestran con el estilo más cómico.
En las películas del director valenciano la crítica social es increíblemente feroz. En el caso de El verdugo, se centran en la pena de muerte, tratando el tema con una frivolidad y un humor negro como posiblemente jamás veremos en las pantallas, con tanta brillantez y elegancia. Por supuesto, la Iglesia también se lleva su parte en esta película de 1963, y el elenco de actores no puede ser mejor.
Hay quien dice que esta es la mejor película de Berlanga, y desde luego que es una de las mejores. Pero a mí, personalmente, la que considero la película perfecta, majestuosa y más increíble de Berlanga es Plácido, otra joya que algún día de estos también comentaré.
José Luis (Nino Manfredi) es un enterrador que se enamora de Carmen (Emma Penella), hija de Amadeo (Pepe Isbert), que trabaja de verdugo. Inicialmente sin la total aprobación por parte de Amadeo, José Luis y Carmen se casan, y para mantener su nivel de vida en su nuevo piso, José Luis deberá heredar la profesión de su suegro, a quien le quedan dos meses para jubilarse. Esa es la única condición que pone el Patronato de Vivienda, y lo cierto es que a José Luis no le hace ninguna gracia. Menos gracia le hará cuando llegue el primer condenado, y José Luis se verá en la disyuntiva de, o bien ejecutarlo y pasar un terrible mal trago, o bien abandonar el piso y quedarse con su familia en la calle.
Como no podía ser de otra manera, el guión de esta obra maestra corre a cargo de Rafael Azcona, referente del cine español. Azcona y Berlanga observan la sociedad española. Y la observan tan de cerca, tan con lupa, que agrandan sus defectos y nos los muestran con el estilo más cómico.
En las películas del director valenciano la crítica social es increíblemente feroz. En el caso de El verdugo, se centran en la pena de muerte, tratando el tema con una frivolidad y un humor negro como posiblemente jamás veremos en las pantallas, con tanta brillantez y elegancia. Por supuesto, la Iglesia también se lleva su parte en esta película de 1963, y el elenco de actores no puede ser mejor.
Hay quien dice que esta es la mejor película de Berlanga, y desde luego que es una de las mejores. Pero a mí, personalmente, la que considero la película perfecta, majestuosa y más increíble de Berlanga es Plácido, otra joya que algún día de estos también comentaré.
totalmente de acuerdo, geniales ambas
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