Cuando André Bazin vio Te querré siempre, de Rossellini, dijo que el cine había envejecido diez años. Con esto lo que quería decir es que el director italiano había hecho una película tremendamente moderna. Y es que en 1954, tras abandonar a su esposa para casarse con Ingrid Bergman (protagonista del film), Rossellini ya había abandonado el neorrealismo para acercarse a un cine más minimalista con el que hacer vanguardia con el guión. Así, en Te querré siempre, nos encontramos ante dos personajes sin un objetivo definido, algo muy novedoso por aquel entonces.
Te querré siempre nos muestra al matrimonio Joyce (Ingrid Bergman y George Sanders) acudiendo a Nápoles para vender la villa que el tío de Catherine le dejó a ésta en herencia. Ya de camino ambos se dan cuenta de que su matrimonio no funciona: es aburrido, y continuamente se están haciendo daño el uno al otro. Así, a lo largo del filme, veremos cómo reacciona Catherine a las acciones de George y viceversa, en una historia donde elementos tan comunes en una relación como la desconfianza y los celos se unen para mostrarnos la distinta forma en que cada miembro de la pareja afronta su relación.
Es notable la presencia de la muerte a lo largo de toda la obra: cuando Catherine ve el funeral de un hombre desde su coche, o cuando acude a ver a los muertos olvidados a los que nadie llora, o cuando junto con George asisten al descubrimiento de los cuerpos de una pareja sepultados por la lava, anticipando esto último de forma metafórica lo que está sucediendo con el amor de Catherine y George: está siendo sepultado.
Como curiosidad, señalar que hay un momento en el que, en un plano general tomado desde una grúa, puede verse la sombra que proyecta ésta sobre la gente, pero tratándose del maestro Rossellini se le perdona.
Te querré siempre nos muestra al matrimonio Joyce (Ingrid Bergman y George Sanders) acudiendo a Nápoles para vender la villa que el tío de Catherine le dejó a ésta en herencia. Ya de camino ambos se dan cuenta de que su matrimonio no funciona: es aburrido, y continuamente se están haciendo daño el uno al otro. Así, a lo largo del filme, veremos cómo reacciona Catherine a las acciones de George y viceversa, en una historia donde elementos tan comunes en una relación como la desconfianza y los celos se unen para mostrarnos la distinta forma en que cada miembro de la pareja afronta su relación.
Es notable la presencia de la muerte a lo largo de toda la obra: cuando Catherine ve el funeral de un hombre desde su coche, o cuando acude a ver a los muertos olvidados a los que nadie llora, o cuando junto con George asisten al descubrimiento de los cuerpos de una pareja sepultados por la lava, anticipando esto último de forma metafórica lo que está sucediendo con el amor de Catherine y George: está siendo sepultado.
Como curiosidad, señalar que hay un momento en el que, en un plano general tomado desde una grúa, puede verse la sombra que proyecta ésta sobre la gente, pero tratándose del maestro Rossellini se le perdona.
Rivette, no Bazin
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