Amelia (Giulietta Masina) y Pippo (Marcello Matroianni) fueron unos grandes imitadores de la popular pareja Ginger Rogers y Fred Astaire. Treinta años después de su separación, han vuelto a juntarse para un programa televisivo especial de Navidad, donde llevarán a cabo su última función.
A través de esta historia, que lleva por título Ginger y Fred, Federico Fellini realiza una crítica contra la televisión y su frialdad a la hora de tocar temas como el arte, el cual salpica con suciedad publicitaria. Amelia se siente incómoda ante la aparente improvisación con la que se funciona en televisión, mientras que Pippo parece más conocedor del medio, más consciente de que no hay nada que hacer con todos esos “teledependientes”. De hecho, Pippo prepara un discurso final para después del número, en el que pretende criticar esa teledependencia borreguil, pero finalmente no lo enuncia. Muy bueno el momento en el que vemos una mujer contando el trauma que le ha supuesto vivir durante un mes sin televisión. A través de huelgas de hambre, enanos y otras muchas frivolidades convertidas en espectáculo, la televisión acaba por perderle el respeto al arte y asesinarlo, y es que la televisión jamás podrá compararse con el teatro.
He de decir que Giulietta Masina no termina de gustarme. No sé, tiene una cara y una mirada que me pone nervioso y que no me termina de transmitir nada. El 75% de la película es bastante coñazo, y no remonta el vuelo hasta los treinta minutos del final.
A través de esta historia, que lleva por título Ginger y Fred, Federico Fellini realiza una crítica contra la televisión y su frialdad a la hora de tocar temas como el arte, el cual salpica con suciedad publicitaria. Amelia se siente incómoda ante la aparente improvisación con la que se funciona en televisión, mientras que Pippo parece más conocedor del medio, más consciente de que no hay nada que hacer con todos esos “teledependientes”. De hecho, Pippo prepara un discurso final para después del número, en el que pretende criticar esa teledependencia borreguil, pero finalmente no lo enuncia. Muy bueno el momento en el que vemos una mujer contando el trauma que le ha supuesto vivir durante un mes sin televisión. A través de huelgas de hambre, enanos y otras muchas frivolidades convertidas en espectáculo, la televisión acaba por perderle el respeto al arte y asesinarlo, y es que la televisión jamás podrá compararse con el teatro.
He de decir que Giulietta Masina no termina de gustarme. No sé, tiene una cara y una mirada que me pone nervioso y que no me termina de transmitir nada. El 75% de la película es bastante coñazo, y no remonta el vuelo hasta los treinta minutos del final.
ACABO DE VERLA Y ME HA PARECIDO GENIAL, MUY EMOCIONAL, CASI PARA LLORAR, A MÌ SI QUE ME GUSTÒ LA ACTUACIÒN DE GUILETTA, PERO ME ENCANTÒ LA DE MARCELLO, SUS MIRADAS PERDIDAS, SUS "TICS" DE LA VEJEZ, ETC. ...UNA BELLA Y NOSTÀLGICA OBRA DE ARTE, MUY BIEN POR FELLINI...
ResponderEliminarROBERT LEDESMA- ECUADOR