Una de las películas que opta al Goya a la Mejor Película de 2010, y la única de las nominadas que falta por comentar en este blog, es Pan negro, escrita y dirigida por Agustí Villaronga, y basada en la novela homónima de Emili Teixidor.
La película se desarrolla en un pequeño pueblo catalán de la posguerra civil, donde Andreu (Francesc Colomer) encuentra el cadáver de un vecino y su hijo tras haberse éstos despeñado por un barranco. Este hecho y el intento por clarificarlo conmocionarán a los habitantes del pueblo.
Ya la potentísima escena inicial nos deja boquiabiertos y con los ojos como platos, y es entonces cuando sabemos que nos vamos a tragar una más que interesante película genialmente realizada.
A través de los ojos de Andreu, el espectador asistirá a un mundo donde el engaño y la mentira están a la orden del día, donde todo adulto tiene un lado oscuro, algo que esconder, y donde para crecer y madurar no hay más que aceptar esas reglas, es decir, tener un lado oscuro y mentir. Ese lado oscuro que toda persona tiene, muchas veces materializado en el rencor y la incapacidad para perdonar, deja sus heridas y consecuencias a lo largo de varias generaciones, siendo que aún a día de hoy venimos padeciendo dichas consecuencias.
Al ser la primera película que veo de Agustí Villaronga, lo que más me ha impresionado de Pan negro es la sutileza con la que el director trata determinados temas, tan subterráneamente, haciéndolo todo más elegante. Es una pena que esto encuentre su contrapartida en determinados discursos que Farriol (Roger Casamajor), el padre de Andreu, le suelta a su hijo acerca de los ideales y la necesidad de mantenerlos, que desgraciadamente suenan a panfleto metido con calzador. No obstante, he de decir que no acierto a dilucidar si se trata de un fallo de guión o de una incorrecta interpretación por parte de Casamajor. Quizá sea una mezcla de ambos.
Por otra parte, si la cuidadísima y elegante fotografía de Antonio Riestra supone un regalo nada desdeñable para nuestros ojos, no lo es menos para nuestros oídos la preciosa música de José Manuel Pagán, la cual recuerda a la habitual compositora del realizador griego Theo Angelopoulos, Eleni Karaindrou.
En definitiva, Pan negro es una gran película que me ha descubierto a un interesante director, y que además es una bien merecedora de esa nominación al Goya a la Mejor Película para este año. No obstante, subrayo lo de merecedora, y sólo merecedora, porque en mi opinión, la película llamada a hacerse con la preciada estatuilla es Buried, de Rodrigo Cortés.
La película se desarrolla en un pequeño pueblo catalán de la posguerra civil, donde Andreu (Francesc Colomer) encuentra el cadáver de un vecino y su hijo tras haberse éstos despeñado por un barranco. Este hecho y el intento por clarificarlo conmocionarán a los habitantes del pueblo.
Ya la potentísima escena inicial nos deja boquiabiertos y con los ojos como platos, y es entonces cuando sabemos que nos vamos a tragar una más que interesante película genialmente realizada.
A través de los ojos de Andreu, el espectador asistirá a un mundo donde el engaño y la mentira están a la orden del día, donde todo adulto tiene un lado oscuro, algo que esconder, y donde para crecer y madurar no hay más que aceptar esas reglas, es decir, tener un lado oscuro y mentir. Ese lado oscuro que toda persona tiene, muchas veces materializado en el rencor y la incapacidad para perdonar, deja sus heridas y consecuencias a lo largo de varias generaciones, siendo que aún a día de hoy venimos padeciendo dichas consecuencias.
Al ser la primera película que veo de Agustí Villaronga, lo que más me ha impresionado de Pan negro es la sutileza con la que el director trata determinados temas, tan subterráneamente, haciéndolo todo más elegante. Es una pena que esto encuentre su contrapartida en determinados discursos que Farriol (Roger Casamajor), el padre de Andreu, le suelta a su hijo acerca de los ideales y la necesidad de mantenerlos, que desgraciadamente suenan a panfleto metido con calzador. No obstante, he de decir que no acierto a dilucidar si se trata de un fallo de guión o de una incorrecta interpretación por parte de Casamajor. Quizá sea una mezcla de ambos.
Por otra parte, si la cuidadísima y elegante fotografía de Antonio Riestra supone un regalo nada desdeñable para nuestros ojos, no lo es menos para nuestros oídos la preciosa música de José Manuel Pagán, la cual recuerda a la habitual compositora del realizador griego Theo Angelopoulos, Eleni Karaindrou.
En definitiva, Pan negro es una gran película que me ha descubierto a un interesante director, y que además es una bien merecedora de esa nominación al Goya a la Mejor Película para este año. No obstante, subrayo lo de merecedora, y sólo merecedora, porque en mi opinión, la película llamada a hacerse con la preciada estatuilla es Buried, de Rodrigo Cortés.
Gracias por mostrar la película, no la conocía...Se ve muy buena! Ahora mismo la busco para descargarla. Un saludo
ResponderEliminarLa quiero ver y no la he podido conseguir :( SI la tienes deberías de subirla...Acá en Colombia quien sabe si llegue y cuando llegue :S Un abrazo
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