martes, 5 de octubre de 2010

MULHOLLAND DRIVE, David Lynch (2001) [8/10]

Todo el mundo que me había hablado de esta película me decía que no había por dónde pillarla, que uno no se enteraba de nada y que prácticamente se basaba en una sucesión de imágenes sin sentido y sin conexión unas con otras. Me puse a verla convencido de que iba a pasarme casi dos horas y media presenciando un inquietante espectáculo visual muy típico en el videoclip y que, por lo tanto, me iba a aburrir sobremanera. Pues bien, si bien es cierto que el filme es difícil de coger, también lo es que no hay que exagerar hasta el punto de ponerla como una sucesión de imágenes sin sentido. Es verdad, yo no la he terminado de dominar al cien por cien, vale, pero creo que si la veo dos veces más acabo por hacerme con ella. Sea como sea, creo que lo importante en Mulholland Drive de David Lynch no es encontrarle una lógica a lo que le sucede a los personajes, sino experimentar las sensaciones que éstos viven, meternos en la atmósfera y el mundo que nos propone David Lynch, rendirnos ante la película y aceptar sus reglas de juego. La prueba de ello es que Mulholland Drive es una cinta que, aun no habiendo atado todos los cabos, se puede disfrutar sin ningún problema. Y no estoy hablando de gafapastas ratas de videoteca, sino de espectadores medios. Evidentemente, aquéllos tendrán menos dificultad para disfrutar del filme que éstos, pero como ya digo, con varias veces que uno la vea puede llegar a entenderla en gran medida.
Si en La semilla del diablo de Roman Polanski hablábamos de que lo que realmente metía miedo al espectador era la atmósfera que el realizador conseguía, con David Lynch estamos ante el rey de las atmósferas, que nos obliga a no quitar la vista de la pantalla aún temiéndonos un sobresalto de un momento a otro.
Mulholland Drive no es una película cualquiera, eso está claro. Es otro tipo de cine, que te propone otra cosa totalmente distinta a la que te propone la práctica totalidad de la producción cinematográfica, y con esa premisa es difícil conseguir éxito entre el público no especializado. Creo que ése es uno de los aspectos más brillantes de esta película del creador de la mítica serie Twin Peaks, que siendo un filme tan especial puede ser disfrutado por cualquiera.
La forma de manejar la cámara es sublime, hay encuadres que quitan el hipo, los personajes son de lo más pintoresco y a la vez interesantes, todos los elementos de la película están perfectamente hilados, en otro tipo de estructura si se quiere, pero perfectamente hilados al fin y al cabo. Una película muy recomendable, que hay que ver con seis sentidos, y varias veces, pero que en ningún caso aburre, sino todo lo contrario. Por lo visto, el propio David Lynch reconoció que la obra se presta a tantas interpretaciones como espectadores, así que resulta todo un reto de obligada aceptación.

1 comentario:

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