jueves, 7 de octubre de 2010

COME, REZA, AMA, Ryan Murphy (2010) [4/10]

La tan cacareada última película de Julia Roberts y "Javier Bardem" (más adelante explicaré las comillas) es una mierda considerable. Puedo tirarme tres horas frente a una pantalla si la historia que me están contando me interesa o me la creo, pero no aguanto siquiera hora y media si lo que veo no me gusta un pelo, como es el caso de la última cantada de Ryan Murphy, que lleva por título Come, reza, ama. Quizá debería añadírsele al título el imperativo "duerme", y tendríamos toda una sesión de hipnosis como Dios manda, porque lo cierto es que el filme es un tostón de impresión.
La película consiste en un argumento tan original como una escritora que necesita equilibrio y paz interior ¿y dónde va a buscarlo? Efectivamente, a un país de nombre impronunciable que no sabríamos situar en un mapa. Oriente, al fin y al cabo, donde todo es muy kitsch y la pobreza y la suciedad son algo de lo más cool. La película no es sólo que sea larga; es que es aburrida. No llego a empatizar con los personajes, ¡y mira que tengo casi dos horas y media!, pero nada.

He de reconocer que en alguna que otra ocasión la realización está bien resuelta: planos originales, cortes elegantes, angulaciones de cámara peculiares, pero es querer buscar donde no hay. Además, siendo una protagonista tan aventurera, el director nos obsequia con bellísimas tomas de lugares remotos de Roma y Bali, por los que Julia Roberts va pasando, donde va conociendo gente muy interesante, con mucho mundo interior y muchas cosas filosóficas que decir. Es que es viajar fuera de tu país y a uno le aumenta el coeficiente intelectual diez puntos, oye. La cosa es que Liz, que así se llama el personaje interpretado por Roberts, va conociendo gente guay con los que ella se reirá mucho, pero que a los espectadores nos aburren de forma bestial. Y cuando uno lleva dos horas preguntándose por qué sigue sentado en la butaca en lugar de salir pitando del cine como alma que lleva el diablo, se da de bruces con la triste realidad y piensa: "Un momento, ¿en esta película no salía también Bardem? ¡¿Todavía tiene que salir Bardem?! ¡¿Significa eso que faltan todavía unos veinte minutos para que esta tortura acabe?! ¡Nooooooo!". Así es, amigos, hemos sido todos y cada uno de los españoles carne de marketing. Nos han pretendido colar que Bardem participa en la película como un protagonista complementario a la Roberts, pero nada de eso. Resulta que el rostro tosco por excelencia del cine español es un personaje más de todos con los que Liz se encuentra, que aporta lo mismo (nada) de la misma manera (aburrida) que el resto de personajes. De ahí las comillas iniciales, por cierto. Qué bien.

Como toda buena película que tiene la superación, el conocerse a uno mismo y la autoayuda como pilar fundamental de la narración, los topicazos no podían faltar. Y si encima se trata de una mujer en el papel principal pues ya sabemos por dónde van a ir los tiros: las calorías. Impagable esa escena tan original y nunca antes vista en la que Liz le dice a su amiga sueca que coma toda la porquería que quiera sin preocuparse de las calorías, que sea independiente, una chica guay, saes. Para vomitar.

1 comentario:

  1. ¿Pero entonces qué, al final te ha gustado la película o no?

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