miércoles, 31 de marzo de 2010

CUENTOS DE TOKIO, Yasujiro Ozu (1953) [7/10]

Una pareja de viejecitos habitantes de Onomichi, pueblo portuario cercano a Hiroshima, acuden a Tokyo a ver a sus hijos. Éstos ya viven su vida, con sus trabajos y sus familias, y en cierto modo la visita de sus padres les supone una carga. Tanto es así, que incluso llegan a pagarles la estancia en un balneario de la ciudad donde les puedan atender. Ante esto, la pareja se da cuenta de la situación, ven que son un estorbo, y deciden volverse al pueblo. La mujer enferma, y acabará muriendo cuando los hijos vayan a visitarla. Tras haber hecho presencia en el velatorio de su madre, los hijos se despiden de su anciano padre, quien tendrá que aprender a vivir solo.

Yasujiro Ozu nos presenta en Cuentos de Tokio una historia sobre la vejez, sobre su cercanía con la muerte y sobre cómo afectan ambas a las personas que nos rodean. Así, vemos que, mientras que a la hija pequeña (que aún vive con sus padres) la muerte de su madre le supone un palo terrible, a la mayor, casada y con hijos y con su vida propia, no le afecta tanto, y lo acepta de mejor forma, como una fase más de la vida.
La película nos enseña que, cuando uno es viejo, se convierte en una carga para los demás, en un estorbo. Eso no significa que sus hijos ya no le quieran, simplemente tienen ya bastante con gestionar sus vidas como para solucionar además la de dos ancianos.
También vemos aspectos relacionados con la muerte de personas mayores, tales como la herencia. Los hijos no se dan cuenta, pero un día ellos serán como sus padres, y les tocará sufrir el rechazo por parte de sus hijos, por lo que sería conveniente ser considerados con nuestros mayores. A pesar de todo, los viejecitos quieren a sus hijos, y están muy orgullosos de ellos.

En cuanto al aspecto técnico, uno de los aspectos que más me ha llamado la atención en la realización de Yasujiro Ozu es su forma de articular las conversaciones en plano-contraplano. Así, es frecuente ver cómo mira a la cámara el personaje que habla, como si estuviésemos asistiendo a la acción desde un punto de vista subjetivo de su interlocutor. He de decir también que la actuación me ha parecido un poco penosa. Quizá sea cosa mía, pero creo que los actores apenas cambiaban la expresión de sus rostros. No obstante, una de las cosas que pone los pelos de punta es la música escogida para el filme. Preciosa.


1 comentario:

  1. Actuación penosa? Apenas cambian la cara? Son japoneses. Y los mejores actores son aquellos que resultan creíbles, naturales. Los propios actores piensan que una gran interpretación es morirse de cáncer, agonizando y echando espuma por la boca. Éso lo puede hacer cualquiera

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