La película seleccionada para representar a Francia en los Óscar del 7 de marzo es Un profeta, de Jacques Audiard.
Malik El Djebena (Tahar Rahim) es condenado a seis años de cárcel. Allí, los mafiosillos de la prisión le hacen un encargo: debe asesinar a un preso llamado Reyeb (Hichem Yacoubi); de lo contrario ellos le matarán a él.
Malik El Djebena (Tahar Rahim) es condenado a seis años de cárcel. Allí, los mafiosillos de la prisión le hacen un encargo: debe asesinar a un preso llamado Reyeb (Hichem Yacoubi); de lo contrario ellos le matarán a él.
Así es como a mí me gusta que empiecen las películas: fuerte. Creo que Un profeta sabe enganchar al espectador desde el principio y obligarle a que no aparte su mirada de la pantalla. El director, a través de una trama carcelaria, nos cuenta una historia de jerarquía, de poder, de gángsters, en la que, como bien reza una crítica que el filme ha recibido, “Audiard realiza su Padrino”. No obstante, también hay que decir que el malo malísimo César Luciani (Niels Arestrup) no le llega ni a la suela de los zapatos a don Vito Corleone. No termino de creérmelo del todo, no sé por qué, pero sospecho que es porque me recuerda demasiado a Marc Ostarcevic. Otra cosa que también me ha chirriado ligeramente es que Tahar Rahim no me pega para un chico de 19 años (al principio de la película, luego cuando crece sí), pero esto ya es por ponerme quisquilloso, porque lo cierto es que el tío clava su interpretación. Son también destacables las escenas oníricas que giran en torno a Malik.
He de confesar que hasta ahora no había visto nada de Audiard, pero tras ver esta película le apunto en mi lista de directores a estudiar, pues, sinceramente, me parece que su película es mejor que La cinta blanca de Haneke. Éste ya arrasó en los Premios del Cine Europeo, en el que Un profeta también iba como una de las favoritas. Veremos quién se lleva el Óscar a la mejor película de habla no inglesa.
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