Una de las trilogías más conocidas de la Historia del Cine es la Trilogía del dólar, emblema del spaghetti western dirigida por Sergio Leone. Por un puñado de dólares es la primera de las tres, y, aunque bajo mi punto de vista supera a La muerte tenía un precio, no llega a la altura del espectáculo visual que supone El bueno, el feo y el malo, obra maestra no sólo del spaghetti, sino del western en general.
Por un puñado de dólares cuenta la historia de un extranjero (Clint Eastwood) que llega a un pueblo en el que el poder está repartido entre dos familias. La lucha por el poder, el deseo de hacer justicia y un puñado de dólares serán los que muevan al protagonista a embarcarse en una peligrosa aventura donde la violencia y la muerte acechan a cada paso, donde fabricar ataúdes parece ser la única profesión con algo de futuro, y donde lo único que cuenta para seguir con vida es desenfundar el revólver a tiempo.
Por un puñado de dólares cuenta la historia de un extranjero (Clint Eastwood) que llega a un pueblo en el que el poder está repartido entre dos familias. La lucha por el poder, el deseo de hacer justicia y un puñado de dólares serán los que muevan al protagonista a embarcarse en una peligrosa aventura donde la violencia y la muerte acechan a cada paso, donde fabricar ataúdes parece ser la única profesión con algo de futuro, y donde lo único que cuenta para seguir con vida es desenfundar el revólver a tiempo.
Tal y como viene siendo normal en el género, en Por un puñado de dólares las enfatizaciones son una constante: los diálogos se profieren como disparos, y éstos a su vez parecen constituir el idioma local. Las miradas penetrantes, los parones en el tiempo, la tormentosa música de Ennio Morricone se incrusta en nuestro cerebro como una bala y nos deja tocados a lo largo de todo el film.
Siendo un remake de Yojimbo de Kurosawa, Por un puñado de dólares constituye hora y media de buen cine, con paisajes que son una delicia para la vista y una puesta en escena que casi nos fuerza a sentir el calor abrasador del sol del oeste. El título de la película responde a por qué hacemos las cosas que hacemos, y en definitiva a por qué se mueve el mundo.
El western, su modelo narrativo, elimina uno de los elementos más importantes que dominó en la historia de la literatura (hasta el s.XIX): La necesidad de establecer en el espacio una meta donde se pueda dar por finalizada una narración.
ResponderEliminarLlega S. Leone y da otra vuelta de tuerca y en Almeria, sin ir más lejos.
TUUU CONDOOON ES UN DEDAAAAAAAAAAAL
ResponderEliminarQ t crees q por hacerte tuenti vamos a dejar de darte por culo?