
Como ya decimos, El graduado, de Mike Nichols, presenta ese choque entre generaciones. Por un lado están los padres, esa generación que ha vivido una guerra, que ha desarrollado el American way of life, que cree en el sistema y que está formada por esas personas que tienen muy claro cómo quieren que sea su vida y la de sus familias. Por otro están las nuevas generaciones, esos jóvenes criados en ese mismo American way of life que, cuando les toca el turno de vivir su particular sueño americano, rehuyen de él, porque no es lo que quieren. No aceptan esa sociedad llena de hipocresía y violenta, la rechazan, y optan por estilos de vida como el promovido por el Movimiento Hippie. Todos estos fenómenos y choques generacionales influyeron en el cine hollywoodiense de entonces, y es en este contexto en el que enmarcamos El graduado.
Ben encuentra en Elaine (Katharine Ross), la hija de la señora Robinson, su forma de huir de ese sueño americano convertido en pesadilla, de ahí su insistencia por conseguirla.
En el aspecto más técnico, cabría hablar del uso del zoom, constante, y del protagonismo que ejerce la música de Simon y Garfunkel en el filme, especialmente el tema que lleva por título, precisamente, Mrs. Robinson.
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