jueves, 3 de junio de 2010

EL BUENO, EL FEO Y EL MALO, Sergio Leone (1966) [9/10]

La última película de la trilogía del dólar es El bueno, el feo y el malo. Existe un tesoro de 200.000 enterrado en una tumba de un cementerio. El destino ha querido que el feo (Eli Wallach) sepa de qué cementerio se trata, aunque no sabe qué tumba es; y el bueno (Clint Eastwood) sabe qué tumba es, pero no cuál es el cementerio en el que debe buscar. Por lo tanto, ambos deberán colaborar para hacerse con el tesoro, aunque, del mismo modo, deberán darse muerte tarde o temprano. Por si esto fuese poco, la cosa se complica aún más cuando hay un tercero, el malo (Lee Van Cleef), que también busca los 200.000 dólares.

En El bueno, el feo y el malo vemos de nuevo la cooperación necesaria para lograr un fin, y de nuevo la vemos bañada en ingentes cantidades de violencia, asesinos que campan a sus anchas por las ciudades porque la gente les tiene miedo, un mundo en el que nadie está a salvo y todos están indefensos, porque cualquiera nos puede matar en cualquier momento (recuérdese la escena en la que el feo va a comprar armas).

Otra vez vuelve a protagonizar la película Ennio Morricone, con su potente banda sonora, silbidos, tambores y disparos que añaden tensión, elegancia y espectacularidad a los duelos.
Esta película ejercerá una notable influencia en el director norteamericano Quentin Tarantino, quien dijo que El bueno, el feo y el malo era “la película mejor dirigida de todos los tiempos”.
El bueno, el feo y el malo es todo un clásico del cine que ha pasado a la posteridad con frases tan lapidarias como aquellas que empiezan con “el mundo se divide en dos categorías…”.


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