Andy ya no es aquel niño que jugaba con el vaquero Woody y el soldado intergaláctico Buzz Lightyear. Ha crecido, y cuando llega el momento de irse a la Universidad sus juguetes se quedan preocupados por qué va a pasar con ellos. ¿Los tirará a la basura? ¿Los guardará en el desván? Woody (Tom Hanks), Buzz (Tim Allen) y los demás irán a parar a una guardería donde los niños tienen una forma de jugar con los muñecos muy alejada de la cariñosa manera con que Andy les trataba. Los juguetes de Andy vivirán divertidísimas y emocionantes aventuras y conocerán nuevos personajes en su cruzada por escapar de la horrible guardería.
Lo cierto es que de primeras no tenía especiales ganas de verla, pero al coincidir con tanta gente que me decía, no sólo que era buena, sino que era una pasada, y tras ver que en Filmaffinity tiene un 8,5, fui a ver Toy Story 3, y desde luego que ninguna de las personas que me la pusieron por las nubes estaba equivocada. Uno sale de ver Toy Story 3 con una sonrisa de oreja a oreja solo ligeramente eclipsada por la clavada que supone la entrada para verla en 3D (el cual, por cierto, sobra de una manera increíble).
Puedo decir sin ningún tipo de rubor que Toy Story 3 es una de las historias que he visto en la gran pantalla que más me ha emocionado en lo que va de año. Es increíblemente perfecta, te hace reír, te emociona, te mantiene en tensión. Es un guión trabajado con precisión de relojería suiza, cuyo artífice ha sido nada menos que Michael Arndt, guionista de la también exitosa Pequeña Miss Sunshine y cuyo nombre, a partir de ahora, servirá para un servidor como garantía de “película que hay que ver”.
Como ya decimos, la historia atrapa al espectador de una manera asombrosa, lo cual viene ayudado por la facilidad con la que los antagonismos (tanto internos como externos) se identifican y se entremezclan. Además, la cinta dirigida por Lee Unkrich nos regala escenas sobrecogedoras que ponen los pelos de punta. Jamás hubiésemos imaginado que unos juguetes hechos por ordenador pudiesen transmitir tanto.
Obras como esta no sólo se ven; se disfrutan con lágrimas de felicidad en los ojos. En la película no sobra nada, y es preciso que sea degustada de principio a fin, títulos de crédito incluidos. Comedia, acción, sentimientos, todos ellos cumplen su función en esta majestuosa joya cinematográfica de Pixar con la que, diría, es posible que disfruten más los mayores que los niños. Obligatoria.
Lo cierto es que de primeras no tenía especiales ganas de verla, pero al coincidir con tanta gente que me decía, no sólo que era buena, sino que era una pasada, y tras ver que en Filmaffinity tiene un 8,5, fui a ver Toy Story 3, y desde luego que ninguna de las personas que me la pusieron por las nubes estaba equivocada. Uno sale de ver Toy Story 3 con una sonrisa de oreja a oreja solo ligeramente eclipsada por la clavada que supone la entrada para verla en 3D (el cual, por cierto, sobra de una manera increíble).
Puedo decir sin ningún tipo de rubor que Toy Story 3 es una de las historias que he visto en la gran pantalla que más me ha emocionado en lo que va de año. Es increíblemente perfecta, te hace reír, te emociona, te mantiene en tensión. Es un guión trabajado con precisión de relojería suiza, cuyo artífice ha sido nada menos que Michael Arndt, guionista de la también exitosa Pequeña Miss Sunshine y cuyo nombre, a partir de ahora, servirá para un servidor como garantía de “película que hay que ver”.
Como ya decimos, la historia atrapa al espectador de una manera asombrosa, lo cual viene ayudado por la facilidad con la que los antagonismos (tanto internos como externos) se identifican y se entremezclan. Además, la cinta dirigida por Lee Unkrich nos regala escenas sobrecogedoras que ponen los pelos de punta. Jamás hubiésemos imaginado que unos juguetes hechos por ordenador pudiesen transmitir tanto.
Obras como esta no sólo se ven; se disfrutan con lágrimas de felicidad en los ojos. En la película no sobra nada, y es preciso que sea degustada de principio a fin, títulos de crédito incluidos. Comedia, acción, sentimientos, todos ellos cumplen su función en esta majestuosa joya cinematográfica de Pixar con la que, diría, es posible que disfruten más los mayores que los niños. Obligatoria.
Hay que ver cómo disfruté esta película. Está increiblemente bien hecha.
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