Me jode, porque ya conocía el final, pero aún así If…, de Lindsay Anderson, me ha flipado bastante. En If… vemos cómo el que siembra vientos recoge tempestades, cómo una educación basada en la violencia lo único que puede generar es más violencia, y cómo ésta es inherente a una estructura social basada en la jerarquía, ya se muestre ésta bien en toda una sociedad o bien en un aparentemente inocente colegio interno de la Inglaterra de los 60’.
Al compás de esta continua presencia de la violencia, danza en If… la idea de la revolución: pósters del Che Guevara, consignas revolucionarias, rebelión y desobediencia de los alumnos hacia sus directores, etc. De hecho, como no podía ser de otro modo, la película data nada menos que de 1968, el año del mayo francés. La película de Anderson deja claro que en la guerra social no se negocia, que un hombre puede cambiar el mundo con una bala bien dirigida, y que la revuelta y el caos generados por los de abajo son la consecuencia lógica de la autoridad y la opresión ejercida por los de arriba.
Todo este ambiente revolucionario de acción-reacción se ve encarnado en la figura del joven Mick Travis (Malcom McDowell), quien cursa ya su sexto año en colegio en el que se desarrolla la historia, y empieza a estar cansado de ser siempre él quien padezca los desvaríos de la estricta disciplina inglesa.
Con pequeños toques de surrealismo que pueden llegar a sacarnos levemente de la historia, If… es una de esas obras que hay que ver, y que sin duda llevará a un servidor a informarse más sobre el director británico. Como curiosidad, apuntar que, según tengo entendido, el director norteamericano Martin Scorsese bautizó a su protagonista de Taxi Driver con el nombre de Travis en homenaje al personaje que en If… interpreta McDowell.
Al compás de esta continua presencia de la violencia, danza en If… la idea de la revolución: pósters del Che Guevara, consignas revolucionarias, rebelión y desobediencia de los alumnos hacia sus directores, etc. De hecho, como no podía ser de otro modo, la película data nada menos que de 1968, el año del mayo francés. La película de Anderson deja claro que en la guerra social no se negocia, que un hombre puede cambiar el mundo con una bala bien dirigida, y que la revuelta y el caos generados por los de abajo son la consecuencia lógica de la autoridad y la opresión ejercida por los de arriba.
Todo este ambiente revolucionario de acción-reacción se ve encarnado en la figura del joven Mick Travis (Malcom McDowell), quien cursa ya su sexto año en colegio en el que se desarrolla la historia, y empieza a estar cansado de ser siempre él quien padezca los desvaríos de la estricta disciplina inglesa.
Con pequeños toques de surrealismo que pueden llegar a sacarnos levemente de la historia, If… es una de esas obras que hay que ver, y que sin duda llevará a un servidor a informarse más sobre el director británico. Como curiosidad, apuntar que, según tengo entendido, el director norteamericano Martin Scorsese bautizó a su protagonista de Taxi Driver con el nombre de Travis en homenaje al personaje que en If… interpreta McDowell.
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