Una de las últimas grandes películas que ha producido el cine español es No habrá paz para los malvados, del director vasco Enrique Urbizu. Mejor dirigida que escrita, la película presenta un oscurísimo universo de drogas y terrorismo que me atrapa y no me suelta, pero también es cierto que algunos cabos se me quedan sin atar, y que no logro comprender todo lo que me gustaría el comportamiento de Santos Trinidad, interpretado por el mejor Coronado que yo he visto jamás en una pantalla.
El actor, como ya digo, está genial, me lo creo con creces, y Urbizu lo dirige en este thriller magistralmente, dando vida a ese antihéroe tan clásico del cine negro, alcohólico y con una frontera entre el bien y el mal lamentablemente difusa.
La película parece querer decir que a cada cerdo le llega su San Martín y que las malas acciones tienen su castigo, a pesar de que éste no venga impuesto por aquellos más adecuados para impartir justicia, y acaben por lo tanto también ajusticiados.
La fotografía de Unax Mendía se complementa con la música de Mario de Benito para generar una atmósfera idónea que da lugar a una película hecha como Dios manda.
No alcanzo a entender las grandes críticas y contínuas recomendaciones que recibe "No habrá paz para los malvados".
ResponderEliminarEs una buena historia sí, pero muy mal contada, sin explicar las motivaciones del único protagonista, Santos Trinidad y con unos secundarios no sólo insulsos, sino prácticamente inexistentes. Un guión más trabajado y una mayor profundidad en los personajes hubiese hecho de este film algo realmente extraordinario.