En ella, el director denuncia la jerarquía y la indefensión de los subordinados frente a sus superiores, así como la impunidad de la que éstos gozan desde sus poltronas. Mediante una durísima y trágica historia ambientada en la I Guerra Munial, Kubrick nos habla de lo peligroso de la autoridad y la deshumanización de las masas, las cuales se reducen a mera carne de cañón y son tratadas como escoria, pura estadística, a la que de vez en cuando conviene escarmentar de las maneras más sádicas y monstruosas.
Así, la trama se reduce a la condena a muerte de tres soldados del Ejército Francés acusados de cobardía frente al enemigo, lo cual ha de servir de escarmiento al resto de soldados.
La realización es muy clásica, destacando especialmente los travellings en el campo de batalla y el trabajo de Georg Krause, el director de fotografía; y las escenas quitan el hipo y encierran el corazón en un puño.
Basada en un hecho real, la película tardó en poder ser exhibida en Francia debido a la imagen que ofrece del Ejército Francés, y su escena final es conocida por su humanidad y emoción.
Escena final que pone un nudo en la garganta y en la que canta la ¡mujer de Kubrick!
ResponderEliminarSí! es cierto! ;)
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