Una de las películas del año 2010 que mejor acogida encontró entre el público fue Kick-Ass de Matthew Vaughn.
Basada en una historia de cómic escrita por Mark Millar y John Romita Jr., la película nos presenta al típico joven de highschool estadounidense (Aaron Johnson), un friki no demasiado agraciado, ligeramente patoso con las chicas y acompañado siempre de sus dos amigos igual o más frikis que él. El protagonista, un apasionado de los tebeos de superhéroes, descubre que es precisamente eso lo que falta en el mundo, un superhéroe que ponga un poco de orden ante tanto abusón.
Sin ningún lugar a dudas, lo mejor de Kick-Ass es su realización, muy respetuosa con lo que cabría esperar de la adaptación cinematográfica de un cómic. Las transiciones entre escenas, los letreros a modo de leyendas, las salpicaduras de sangre y el sonido de los golpes son de una violencia elegantísima y sencillamente majestuosos.
La primera mitad de la película no despertó en mí el mayor interés, era una película de superhéroes bastante original, pero no me entusiasmó demasiado. No obstante, puedo decir sin temor a equivocarme que la segunda hora del filme resulta de lo más entretenida, con más escenas de acción, más cine en estado puro y mucha menos sensación de monotonía. La forma en que Hit Girl salva a Kick-Ass de ser quemado vivo sólo puede calificarse de brutal.
Kick-Ass es una película que no está mal, que ofrece un interesante discurso sobre la identidad y sobre lo que supone crearse una imagen en la digitalizada sociedad del siglo XXI a través de elementos como las redes sociales; pero que, lamentablemente, no llega a entusiasmar tanto como prometía en un inicio y decepciona ligeramente.
Basada en una historia de cómic escrita por Mark Millar y John Romita Jr., la película nos presenta al típico joven de highschool estadounidense (Aaron Johnson), un friki no demasiado agraciado, ligeramente patoso con las chicas y acompañado siempre de sus dos amigos igual o más frikis que él. El protagonista, un apasionado de los tebeos de superhéroes, descubre que es precisamente eso lo que falta en el mundo, un superhéroe que ponga un poco de orden ante tanto abusón.
Sin ningún lugar a dudas, lo mejor de Kick-Ass es su realización, muy respetuosa con lo que cabría esperar de la adaptación cinematográfica de un cómic. Las transiciones entre escenas, los letreros a modo de leyendas, las salpicaduras de sangre y el sonido de los golpes son de una violencia elegantísima y sencillamente majestuosos.
La primera mitad de la película no despertó en mí el mayor interés, era una película de superhéroes bastante original, pero no me entusiasmó demasiado. No obstante, puedo decir sin temor a equivocarme que la segunda hora del filme resulta de lo más entretenida, con más escenas de acción, más cine en estado puro y mucha menos sensación de monotonía. La forma en que Hit Girl salva a Kick-Ass de ser quemado vivo sólo puede calificarse de brutal.
Kick-Ass es una película que no está mal, que ofrece un interesante discurso sobre la identidad y sobre lo que supone crearse una imagen en la digitalizada sociedad del siglo XXI a través de elementos como las redes sociales; pero que, lamentablemente, no llega a entusiasmar tanto como prometía en un inicio y decepciona ligeramente.
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