jueves, 21 de abril de 2011

GILDA, Charles Vidor (1946) [9/10]

Uno de los iconos del cine clásico de Hollywood, y del séptimo arte en general, es la de la preciosa Rita Hayworth fumándose un pitillo en el papel de la indomable Gilda, en una película dirigida por Charles Vidor, escrita por Marion Parsonnet y basada en una historia de E.A. Ellington. Gilda, Rita Hayworth, es una mujer que rebosa sensualidad por los cuatro costados, es una mujer con mayúsculas y de pies a cabeza, de esas que marcan el paso y que encima pisan fuerte. En la pantalla parece que sólo esté ella, desde que aparece con ese movimiento de melena, que ya ha quedado inmortalizado en las retinas de medio mundo, hasta que el letrero de The End pone fin a la increíble experiencia que supone ver esta joya de película. Cine del grande es el que la Columbia nos otorga el lujo de ver en Gilda, con una puesta en escena que nos recuerda por qué el cine es una fábrica de sueños, por qué el ver una película posee algo mágico en sí, por qué nos encontramos ante el invento más revolucionario de todo el siglo XX. Glenn Ford interpreta a Johnny Farrell, un vividor del juego que acaba por trabajar en un casino ilegal en Argentina. Su jefe, el señor Mundson (George MacReady), acaba por presentarle a su esposa, la explosivamente sexy Gilda, quien tuvo un romance en su día con el bueno de Farrell. Éste, por orden de Mundson, se verá en la tesitura de controlar a la incontrolable Gilda para que mantenga fidelidad a su marido, algo que parece del todo imposible, siendo Gilda el tipo de mujer que es. Sin duda, uno de los fuertes de Gilda es su guión, y más concretamente sus diálogos, a cada cual más punzante y mordaz, inteligentemente sutiles, que hacen de la película toda una obra maestra legendaria y obligatoria para cualquier persona.

2 comentarios:

  1. Hola Fernando. Muy bueno el blog y la crítica.

    Hace tiempo que tengo ganas de volver a ver Gilda, Hayworth es mi preferida. Sobre todo recalcaría lo que comentas al final, las películas de la década de los 50 y 40 poseen unos diálogos y unos guiones que son para quitarse el sombrero.

    Un saludo del caracol que derrapa.

    ResponderEliminar
  2. Prohibida, como sabes. En un cine de provincias arrojaron tinteros a los tarteles, pasados unos días la vieron todos, hasta los censores. Hoy día (otro caso más) esa censura era ridícula y absurda. Un clásico. Enhorabuena por la entrada

    ResponderEliminar