Estoy seguro de que hubo un tiempo en que las emociones y los sentimientos de gran parte de los espectadores del mundo pertenecieron a Charles Chaplin. Hoy, en plena era digital, mis sentimientos y mis emociones le han vuelto a pertenecer allí donde quiera que esté.
Y es que si existe algún contexto en el que mejor quepa hablar de “magia del cine”, ha de ser indiscutiblemente uno ligado a este señor con mirada de pillo, pantalones bombachos y bigote ridículo.
El chico es otra de esas películas que bien puede catalogarse como “definición de cine”. Enternecedora hasta la médula, en ella el maestro Chaplin nos muestra imágenes que nos sobrecogen, que nos fuerzan a esbozar una sonrisa, pero también a soltar alguna que otra lágrima.
Chaplin apenas necesita nada para arrancarte el corazón y metérselo en el bolsillo. No se complica en la realización ni en las tramas enrevesadas, le basta con un parque, un policía y una chica guapa, como él mismo dijo.
Muy autobiográfica, en El chico Chaplin habla de la figura paterna que siempre echó en falta, por lo que sorprende aún más que lo haya logrado plasmar tan magistralmente. Era el mejor.
Nunca he visto una peli de Chaplin, y se que debería, pero siempre pensé que no me gustarían, no sé... pero leyendo tu crítica realmente me han entrado muchísimas ganas, así que en cuanto tenga ocasión la veré.
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Un saludo!