Tras haber logrado que gran parte de los espectadores de todo el mundo acaben echando espuma por la boca después de haber visto el final de Perdidos, J. J. Abrams vuelve al cine apadrinado por Spielberg con Super 8, una bonita película en la que ambos han decidido hacerse un homenaje a sí mismos.
Es imposible no ver la semilla del director de E.T., el extraterrestre y Encuentros en la tercera fase en esta película de J. J. Abrams: en su atmósfera, en sus luces, en sus personajes, en su ambientación, en su pulso. Abrams se postula con toda su fuerza como uno de los candidatos a ocupar ese puesto de realizador de películas palomiteras y de simple divertimento, pero buenas hasta la médula.
Super 8 se parece en cierto sentido a aquel otro experimento cinematográfico dirigido por su amigo Matt Reeves y en el que J. J. Abrams también estuvo involucrado, Monstruoso. De nuevo, el caos irrumpe en la tranquilidad y cotidianeidad de una población para tocar las pelotas y regalarnos dos horas de entretenimiento puro y duro.
En el caso de Super 8 la historia se centra en un grupo de chavales con madera de cineastas (evidente referencia autobiográfica tanto de Spielberg como de Abrams) que, una noche de verano, presencian un accidente de tren, desencadenándose toda una suerte de peligros a lo largo y ancho del pueblo en el que viven.
Aparte de la aparentemente superficial trama principal, es sumamente precioso y emotivo el tratamiento que el director realiza de las relaciones paternofiliales, a lo cual ha ayudado tanto la interpretación de los actores (ninguno chirría, todos están a la altura) como la solidez de los personajes (obra del propio Abrams, cuyo guión mantiene el ritmo a lo largo de todo el metraje y no se hace aburrido ni un solo momento).
Super 8 es una entretenidísima película que uno disfruta muchísimo al verla, queriendo volver a esa etapa de pre-adolescencia en la que fumabas cigarrillos a escondidas y las chicas de clase, de repente, te atraían.
Es imposible no ver la semilla del director de E.T., el extraterrestre y Encuentros en la tercera fase en esta película de J. J. Abrams: en su atmósfera, en sus luces, en sus personajes, en su ambientación, en su pulso. Abrams se postula con toda su fuerza como uno de los candidatos a ocupar ese puesto de realizador de películas palomiteras y de simple divertimento, pero buenas hasta la médula.
Super 8 se parece en cierto sentido a aquel otro experimento cinematográfico dirigido por su amigo Matt Reeves y en el que J. J. Abrams también estuvo involucrado, Monstruoso. De nuevo, el caos irrumpe en la tranquilidad y cotidianeidad de una población para tocar las pelotas y regalarnos dos horas de entretenimiento puro y duro.
En el caso de Super 8 la historia se centra en un grupo de chavales con madera de cineastas (evidente referencia autobiográfica tanto de Spielberg como de Abrams) que, una noche de verano, presencian un accidente de tren, desencadenándose toda una suerte de peligros a lo largo y ancho del pueblo en el que viven.
Aparte de la aparentemente superficial trama principal, es sumamente precioso y emotivo el tratamiento que el director realiza de las relaciones paternofiliales, a lo cual ha ayudado tanto la interpretación de los actores (ninguno chirría, todos están a la altura) como la solidez de los personajes (obra del propio Abrams, cuyo guión mantiene el ritmo a lo largo de todo el metraje y no se hace aburrido ni un solo momento).
Super 8 es una entretenidísima película que uno disfruta muchísimo al verla, queriendo volver a esa etapa de pre-adolescencia en la que fumabas cigarrillos a escondidas y las chicas de clase, de repente, te atraían.
Y la nostalgia del formato super 8 para los que fuimos fervorosos esclavos. Coincido con la generación de los chavales y el formato del cine aficionado, una gozada. En cuanto a la peli; puro entretenimiento. Cine de verano, entretenido, sin más. el tercio final flojea. Me ha gustado. Un saludo con el gusto a palomitas.
ResponderEliminarMe ha gustado, pero no sé si por la edad que tenía en los 80 y lo mucho que me recuerda a las pelis que veía entonces.
ResponderEliminarA mi super8 me parece un quiero y no puedo. Un intento de aproximarse al espíritu de películas ochenteras del estilo ET o los Goonies, pero se queda en eso, en un intento.
ResponderEliminarLa historia está manida hasta más no poder y los personajes de los niños son arquetípicos hasta la nausea: el gordo listillo, el pequeñajo cabroncete, el prota que acaba de sufrir una desgracia y la chica guapa.
Entretenida es, pero desde luego, cualquier comparación con las ya mencionadas ET, los Goonies o Cuenta Conmigo, por ejemplo, es un auténtico insulto.
Una pelicula como las de los 80, la verdad es que me parecio fantastico el trabajo del guion, y el papel de los niños.
ResponderEliminarA mi me gusto mucho, hace sentir el cine desde dentro y la ilusion por el mismo, mezclado con la ciencia ficcion.