Es de sobra conocido que esta película de Kurosawa sirvió de inspiración a George Lucas para realizar la mitiquísima saga de Star Wars. Pero yo diría que incluso pudo influir en otras muchas películas del género de aventuras de la época, como por ejemplo las de Indiana Jones.
La fortaleza escondida tiene un ritmo ascendente, te va atrapando poco a poco, haciéndose con el tiempo más y más entretenida gracias, en parte, a los graciosos gags visuales de los que hace gala.
Además, la música de Masaru Sato acompaña la acción magistralmente, lo cual, sumado a la brillante puesta en escena del director japonés, constituye una deliciosa película muy agradable de ver.
En La fortaleza escondida, Kurosawa nos habla de la codicia entre los hombres y sus consecuencias: pequeñas peleas entre hermanos y grandes guerras entre pueblos, y con un final prácticamente igual que el de Rahomon (el no haber visto más películas del director me impide señalar si esto es una constante en su cine), la película resulta ser una especie de cuento moral de necesario visionado.
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