miércoles, 20 de enero de 2010

JOHNNY COGIÓ SU FUSIL, Dalton Trumbo (1971) [7,5/10]


Entre desfiles y música militar empiezan los créditos de Johnny cogió su fusil, película basada en la homónima novela de su director, Dalton Trumbo (1905-1976). Trumbo fue un reconocido comunista que, como tal, tuvo problemas con el Comité de Actividades Antiestadounidenses, por lo que parte de su vida la pasó en el exilio en México. En este filme el director aborda el tema de la guerra desde una perspectiva absolutamente antibelicista, donde las críticas a la democracia imperialista y el sinsentido de los conflictos armados están presentes continuamente en la pantalla.

Johnny cogió su fusil transcurre en el año 1917, cuando EEUU interviene en la Gran Guerra que por entonces estaba asolando Europa. La película cuenta la historia de Joe (Timothy Bottoms), un joven que se alista en el Ejército norteamericano y es herido en el frente al caerle encima una bomba. El artefacto deja a Joe sin ojos, boca ni nariz y sin extremidades, pero una pequeña parte de su cerebro queda a salvo, la suficiente para que Joe, postrado en una cama de hospital, pueda seguir con vida. A efectos prácticos, por lo tanto, el protagonista que Dalton Trumbo nos presenta no es más que un trozo de carne con vida. A partir de aquí veremos cómo son los días de Joe en el hospital, cómo empieza a ser consciente de lo que está pasando a su alrededor, y cómo tratará de comunicarse con los que le rodean.
La película, aparte de ser un drama antibelicista, nos hace reflexionar sobre la eutanasia. ¿Hasta qué punto el estado en el que se encuentra Joe es vida? ¿Cómo podemos considerar digno el estado de una persona que prefiere morir antes que seguir así? ¿Cómo debemos reaccionar ante la paradoja de que, la persona que mejor le puede ayudar es precisamente aquella que quiere acabar con su vida, y no aquella que pretende preservarla? Todos estos interrogantes nos van asaltando mientras vemos al joven soldado reflexionando sobre su estado, descubriendo que no tiene brazos, ni piernas, y que su cara es un agujero. Los pelos se nos ponen como escarpias cuando Joe suplica que lo maten. ¿Y todo a raíz de qué? Pues a raíz de un enfrentamiento entre personas que ni se conocen, que, como dice Joe en un momento de la obra, el soldado que acabo de matar “podría ser mi amigo” de no ser por esta guerra.
Llaman la atención también los momentos oníricos de la película, donde vemos los sueños y pensamientos de Joe, incluso sus conversaciones con el mismísimo Jesús de Nazaret (Donald Sutherland).
A pesar de ser un poco panfletaria y tener momentos en los que la interpretación de los actores deja mucho que desear (bueno, ví la película doblada, así que permitamos el beneficio de la duda), Johnny cogió su fusil es un filme imprescindible, cargado de detalles y puntos que consiguen sacarnos una sonrisa mientras exclamamos: ¡Qué cabrón el Trumbo!

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